«Tengo la esperanza de que el curso que viene lo podamos empezar allí; si no en el primer trimestre, lo antes posible. Las obras del nuevo edificio van ahora bastante rápidas y creo que para septiembre u octubre puede estar finalizado al fin». Así de optimista se mostró ayer a este periódico el director del Conservatori Professional de Música y Dansa de las Pitiüses, Jaume Manuel Ribas, sobre la marcha de las obras del deseado y tan largamente esperado nuevo Conservatori, que se está levantando en el solar de la antigua Escola d'Arts i Oficis, en la Avenida España de Eivissa.
El proyecto es de Alfredo Payá (Alicante, 1961), elegido nada menos que en 2002 entre los 30 trabajos que se presentaron a concurso. Proyecto que tuvo que ser modificado en 2005 por el descubrimiento de importantes restos arqueológicos en el subsuelo. Para evitar su destrucción, fue necesario renunciar a la construcción del sótano, incluido en el proyecto inicial, y acristalar el suelo, lo que permitirá que desde el interior del edificio se puedan admirar estos restos. Reformas que el propio Alfredo Payá realizó sobre el proyecto elegido, «cuyo presupuesto de contrata primitivo», según recordó ayer a este periódico la Conselleria d'Educació del Govern, es de 4.949.769 euros; y que está siendo realizado por la empresa Acciona Infraestructura S. A.
Por fuera, la impresión del futuro Conservatori de las Pitiüses resulta algo chocante, pues casi recuerda a una especie de bunker. «Estos edificios los suelen hacer de cemento visto; pero creo que luego le dan un tratamiento exterior para impermeabilizarlo; pero no me hagas mucho caso. Es cierto que por fuera está bastante tapado, pero dentro es todo un patio y todos los pisos, acristalados, dan al interior. Es un proyecto ambicioso y seguro que quedará muy bien. Serán unas instalaciones fantásticas, cuyo principal interés estará más bien dentro que fuera», aseguró Manuel Ribas, añadiendo: «Será el proyecto musical estrella de Eivissa durante muchos años; un revulsivo total para el ambiente musical, porque albergará muchas especialidades que todavía no tenemos y que son totalmente necesarias. Contribuirá de una manera extraordinaria a nuestro desarrollo musical, incluida la danza, para la que también está preparado».
Como se apunta la Memoria del proyecto, la propuesta de Alfredo Payá «prevé la construcción de un edificio singular, que adoptará formas, soluciones constructivas y uso de materiales que no son los habituales de los edificios escolares. Consta de planta subterránea, baja, entreplanta y cinco plantas más. En el subterráneo se incorporan los restos arqueológicos hallados. La Escuela de Danza se ubicará en un cuerpo en forma de L, y justo enfrente se sitúa otro cuerpo en forma de U que pertenece a la Escuela de Música. Los dos elementos se enlazan creando espacios comunes en algunas plantas. La parte central del edifico se concibe como patio central».
Y como precisó Payá en la presentación del proyecto, en enero de 2003: «Será en el interior como un gran jardín, por su riqueza ambiental, su luminosidad, sus muros de vegetación y los puentes que habrá entre los espacios comunes y los de uso general».
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