Michel Buades preparando 'in situ' su gran exposición en Alemania, que le llevó dos semanas.

JULIO HERRANZ

Hasta el próximo 5 de enero estará abierta al público en Villa Merkel una exposición de Michel Buades titulada Más allá de las palabras, que ocupa la Villa Merkel (Esslingem am Neckar, Alemania), un gran edificio decimonónico reconvertido en centro cultural. «En la entrada he hecho una instalación que retoma el tema del agua, que simboliza el tiempo. Agua congelada en recipientes, que se va fundiendo», explicó a este periódico el polifacético artista de origen francés afincado en Eivissa desde hace tiempo.

Y es que el principio de la muestra viene a ser una continuación de la instalación que Buades presentó en 2004 en l'Hospitalet, de la que Fernando Monge realizó un vídeo que se proyecta en la última sala. «Empezaba con un cubo de hielo, como un libro congelado que se va fundiendo. La última imagen es el agua de la lluvia torrencial que baja por las escaleras al lado de la iglesia; libre y generosa, como un mensaje de esperanza», precisó el artista, quien al llevar a Alemania esa referencia a Eivissa y el Mediterráneo, «cierro un ciclo de símbolos, de la vuelta al origen de nuestra cultura, aportando el lado latino a Alemania, algo que siempre me gusta hacer y que ellos agradecen», subrayó.

Pero el grueso de la exposición lo integran los 52 cuadros que Michel Buades ha colgado en 15 salas de los dos pisos de Villa Merkel, «algunas de más de 20 metros y con grandes ventanales que dan a un parque. Abajo he puesto el trabajo más actual y arriba algunas obras que para mí son referentes de mi investigación», señaló el artista, añadiendo: «No es realmente una antológica, sino una muestra amplia que permite ver en qué sentido se desarrolla mi trabajo, que está enfocado básicamente hacia signos que cada vez se acercan más a referentes arcaicos, primigenios. De ahí el color rojo dominante, que es el que tenían los primeros pigmentos de la pintura».

Esta amplia exposición le ha proporcionado a Buades dos satisfacciones especiales: «Qué la dirección del museo me seleccionara por casualidad. Vieron cosas mías en una galería de París; preguntaron, me llamaron, vinieron a Eivissa a mi atelier y concretamos la cosa». Y la otra: la pieza de música corta que escribió un músico polaco sobre la instalación Aqua Vitae Pila, que tocó en la inauguración con viola de gamba «y su respiración, que iba amplificando; en simbiosis con la instalación, porque el agua se iba derritiendo a la vez», detalló el artista. «Mi trabajo exige una mirada silenciosa, apacible; es una pintura que se aprecia mejor desde el interior, y él se tomo el tiempo necesario para mirarlo bien».

Michel Buades expone regularmente en París y Alemania, pero escasamente en Eivissa. «No sé si es más bien por mi culpa, pues acaso no voy a los sitios donde tendría que ir. No salgo mucho; soy más de estar cerrado en mi taller, y cuando voy a ver una exposición, normalmente no lo hago el día de la inauguración. Aunque el otro día hablé con Carles Fabregat de la posibilidad de hacer algo el año que viene en la galería Via 2. Hablaremos del tema a primeros de año», concretó.