Justo Beramendi González, galardonado ayer con el Premio Nacional de Literatura en la modalidad de Ensayo, repasa en su obra De provincia a nación. Historia do galleguismo político el fenómeno desde sus primeras manifestaciones. «El nacionalismo gallego hoy está estancado» y «el nacionalismo catalán, a largo plazo, es el más peligroso para la estabilidad en la unidad del Estado», aseguró este historiador, quien lleva estudiando los nacionalismos desde hace 25 años.

«El sentimiento nacional catalán en Catalunya es el más fuerte de todos los nacionalismos periféricos. Tiene un futuro mucho más claro, mientras que el nacionalismo vasco está encerrado en su propio laberinto desde que nació», explicó este autor. En esta misma línea, argumentó que el nacionalismo vasco siempre ha sido «más crispado y hostil» que otros, y eso produjo que «la fuerzas no nacionalistas no asumieran alguno de sus postulados».

En opinión de este catedrático de Historia de la Universidad de Santiago, esta división frontal en la sociedad vasca entre los nacionalistas vascos y los no nacionalistas bloquea cualquier avance del nacionalismo vasco y «cuando más permanezca ETA en el escenario, peor todavía», apuntó, añadiendo: «En un horizonte previsible, el nacionalismo vasco está condenado a controlar la mitad de la sociedad vasca, pero a tener en frente, y con gran hostilidad, a la otra mitad».