Las fotos más insólitas, bellas y emocionantes de la fotógrafa estadounidense Annie Leibovitz (1949) no son las de los personajes famosos que le dieron su reputación, sino las que toma día a día de su familia y amigos. Así queda reflejado en la exposición La vida de una fotógrafa, 1990-2005, que acoge desde este jueves la National Portrait Gallery de Londres, en la que Leibovitz mezcla retratos de celebridades de todo tipo con instantáneas de su vida cotidiana.
Originales, estéticas, atrevidas e impactantes son las imágenes de los actores, políticos o músicos que la fotógrafa ha captado con su cámara desde 1990 hasta hace tres años; composiciones elaboradas en las que ella entabla una relación muy personal con su modelo. Pero su faceta más humana, su fotografía más natural, espontánea e incluso sorprendente se descubre con las fotos de su gran familia judía: sus hijas -la primera, Sarah, alumbrada a los 51 años, y sus gemelos Samuelle y Susan, de una madre de alquiler- y, sobre todo, de su amante, la escritora Susan Sontag, ya fallecida.
La muestra, que ya se exhibió en Nueva York antes de llegar a Europa, no recoge sus primeros trabajos, realizados para la revista Rolling Stone, pero sí incluye muchas instantáneas emblemáticas, algunas de ellas publicadas por Vanity Fair.
Además, se muestran por primera vez unos retratos de la reina Isabel II en Buckingham Palace, que estuvieron en el centro de una polémica al sugerir la cadena pública BBC en un documental -por el que se tuvo que disculpar- que la soberana había abandonado airada la sesión fotográfica por discrepancias con la fotógrafa norteamericana.
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