Bartolomé Escandell Bonet, ayer en su residencia ibicenca con el último libro de su obra sobre estas islas en la Corona de Aragón. Foto: AINA DE GISPERT

JULIO HERRANZ

«Le confieso que no creía que viera el cuarto tomo en mis manos, porque estuve mal del corazón; pero me operaron y me dio un respiro para seguir». Con estas palabras, Bartolome Escandell Bonet mostró ayer a este periódico su satisfacción por la publicación de Ibiza y Formentera en la Corona de Aragón. Tomo III/2 (Siglo XVIII). La planificación ilustrada, editado en Oviedo, de cuya universidad fue catedrático. Cierra así una rigurosa, compleja y minuciosa empresa en la que ha empleado unos 15 años, con el resultado de cuatro libros que suman unas 3.000 páginas.

Un trabajo al que, desde su condición de primer ibicenco catedrático universitario de Historia, se sintió comprometido; como confiesa en la Despedida y confidencias del autor al cierre de la obra, en el que el reconocido intelectual confiesa que el «el origen del presente empeño historiográfico» no es otro que el «cumplimiento de un deber moral contraído con el pasado de la propia tierra». Apéndice en el que Escandell también hace referencia a la responsabilidad que contrajo en los años 80 como rector de unos cursos de verano «de una que entonces llamamos Universidad Internacional del Mediterráneo de Ibiza». Pero al malograrse la continuidad de aquellas jornadas universitarias, «se presentaba como supletorio y obligado recurso formalizar personalmente una obra historiográfica sobre el pasado de Ibiza y Formentera según los fundamentos teóricos, las bases científicas, las condiciones técnicas y las canónicas exigencias formales que, al respecto, echaba en falta».

«Una ágil síntesis»

Recordando en dicho apéndice un principio de Cicerón que impregna toda la obra («No osar jamás establecer lo que sea falso, no silenciar nunca lo que conste ser verdadero»), esta cuarta y última entrega presenta «una ágil síntesis del intrincado siglo XVIII y de la compleja esencia cultural de la Ilustración (contextos ambos de los avatares de la pequeña historia de las islas); una minuciosa atención (es la parte más extensa del libro) dedicada a establecer el impacto de la planificación Ilustrada sobre las estructuras isleñas (la territorial, administrativa, demográfica y poblacional, social, económica y cultural), realidades hasta ahora nunca reconstruidas que obligan a matizar el juicio negativo habitualmente otorgado a la Ilustración en las islas», según se resume en la nota de la contraportada del volumen, que se cierra así: «Empeño y excepcional producto historiográfico del profesor ibicenco; fruto, en suma, de su madurez vital, legado así a su tierra nativa, a sus paisanos y ofrecido a todos los consumidores de literatura histórica científica, destinado a convertirse en un clásico de manejo imprescindible y de referencia obligada cuya vigencia se adivina de larga duración».

Misión cumplida, pues; aunque con cierto sinsabor de fondo: «Lo triste es que no se haya podido publicar en mi tierra por estar escritos en castellano», señaló el profesor Escandell, añadiendo: «Es la única lengua en la que puedo escribir, porque mi profesión no la ejercí en ibicenco».

Prestigioso curriculum

En cualquier caso, no se siente dolido por tan incomprensible actitud, ya que por su parte se encuentra «perfectamente reconocido» con un prestigioso curriculum pleno de reconocimientos. «Aunque algunos de mis paisanos si estén dolidos, precisamente como paisanos». Y a sus 84 años aún tiene ganas para seguir trabajando: «Estoy empezando un proyecto que intenta aclarar el topónimo de Formentera, del que siempre se ha dicho que viene de Formentaria, porque producía trigo; algo que nunca produjo. Y creo que tengo la perspectiva histórica que lo aclara», concluyó, ilusionado, el profesor Escandell.