Tras un largo y a ratos desesperante camino que se remonta a varios años atrás, parece ser que, finalmente, Rafael Cavestany podrá estrenar su Sinfonía del Apocalipsis, basada en el libro original de San Juan y en el arameo original del texto bíblico. Será con la Orquestra Simfònica de Balears, pero en dos tiempos: dos movimientos, de 15 minutos de duración, en febrero de 2009 en un concierto de abono del Auditori de Palma; y en la temporada siguiente la obra entera, de casi una hora. «Es lo que me ha prometido el gerente de la orquesta, Gori Marcus, quien se desplazó a Eivissa para hablar conmigo», apuntó a este periódico el compositor madrileño afincado en la isla desde hace años.

Cavestany resumió algunos de los avatares que ha padecido la obra: «Con Carolina Torres estuvimos los últimos cuatro años recordando en Palma que la Simfònica de Balears tiene el compromiso de estrenar obras de autores baleares. Hubo intentos más o menos serios, pero por cuestión de presupuesto no cuajó el proyecto». Puesto en contacto con el nuevo conseller de Cultura, Marià Torres («quien no sabía nada sobre el tema»), le remitió a la consellera de Cultura del Govern, Bàrbara Galmés, y, gracias de nuevo a la ayuda de Carolina Torres, se produjo el contacto.

«Desde aquí no sé si ayudarán o no. De momento no he visto mucho apoyo; algo habitual, pues en Eivissa no se ven ayudas para la música contemporánea, ni siquiera para la clásica tradicional. Sé que se están recortando presupuestos y ayudas a todo tipo de manifestaciones musicales, algo que como músico veo grave, cuando en todo el mundo la música es el arte más consumido y utilizado», se quejó Cavestany.

En cuanto a otros proyectos en marcha, apuntó «una obra concertante para violoncelo y viola para la Camerata de Sa Nostra; un octeto para un festival de música que se hace en Palma en verano; y he terminado un trío que se estrenará en Madrid», enumero el músico, algo esquivo para componer en compañía: «Los compositores somos bastante individualistas y nos cuesta mucho colaborar con otros músicos, salvo con intérpretes. Mi colaboración es puramente compositiva, en el sentido de que cuando un intérprete me pide una obra yo se la escribo y colaboro luego con él a la hora de explicarle lo que quiero de ella», precisó.

En cambio, se mostró muy abierto hacia el mundo. «Con los medios que hay ahora todo se ha simplificado mucho; y tengo una web: www.rafaelcavestany.com. Mi editor de Barcelona, que está editando la Sinfonía y toda mi música, se mueve por todo el mundo gracias a la red; hasta tiene contactos con gente de Japón que están interesadas en cosas mías», señaló el músico, añadiendo: «La vida del compositor es como un camino de cabras, duro y difícil; por eso tenemos que buscarnos otras cosas para buscarnos la vida, como, en mi caso es la enseñanza musical, dando clases de piano. Pero no me quejo, porque al mismo tiempo es algo que resulta super enriquecedor», concluyó con un entusiasta optimismo el esforzado músico.