Con dos medallones, una de las piezas más meritorias de Pepín Pomar.

JULIO HERRANZ

La joyería Pomar del Mercat Vell acogerá a partir de las 19,00 horas de hoy sábado en la galería anexa una exposición de joyería ibicenca tradicional realizada por Pepín Pomar (1932-2007), que viene a ser un homenaje póstumo a este orfebre y artista ibicenco. «Siempre decía que algún día haría una exposición, pero falleció antes de poder hacerla. Y como nunca se le reconoció socialmente como joyero y artista, por eso sus hijos hemos querido hacerles este más que merecido homenaje», explicó ayer Elisa Pomar a este periódico. El programa se completa con una exposición de pinturas de su hermo, Antoni Poamr, una trobada de colles de ball pagès y la actuación de Joan Murenu, Manuel Ramon y Margalida Roig.

La galería donde se presentarán las joyas y las pinturas está en el primer piso del edificio Pomar, frente al Mercat Vell. «Mi padre la acabó dos años antes de fallecer y está montada con el buen gusto que tenía para todo lo que hacía. Cada vez que la veo me da la sensación que estoy en un templo, un sitio que me da fuerza y muchos ánimos», señaló Elisa Pomar, añadiendo que la intención de la familia es que a partir de ahora la galería tenga una programación continuada. «Esta exposición estará por lo menos un mes; porque ha sido complicada de montar y queremos que la disfrute mucha gente; pero luego la sala seguirá acogiendo exposiciones».

Pepín Pomar nació en la Marina «y amaba profundamente este barrio», precisó la hija, ofreciendo estas pinceladas sobre la biografía y la trayectoria profesional de su progenitor: «Como entonces no había dinero para estudiar, mi padre empezó a los 13 años a trabajar como joyero en una joyería pequeñita que era de su bisabuelo y estaba donde esta ahora el edificio. También se llamaba Joyería Pomar. Aprendió el oficio con su bisabuelo y su padre, Antonio Pomar, que también era joyero. Además de trabajar, estudiaba por las noches, se hizo profesor de dibujo lineal y sacó varios títulos universitarios», va recordando Elisa Pomar de forma fragmentada, insistiendo en el talento y la voluntad de aprender que guió la vida de Pepín Pomar: «Más que joyero, era artista, porque también hacía esculturas, pinturas, decoró las tiendas y todas nuestras casas. Era muy creativo, inquieto y avanzado para su época. Siemrpe estaba investigando cosas; como el tema de las emprendades. Había hecho y restaurado muchas y sabía muy bien las diferencias que había entre las de una zona y otra de la isla». Su interés le llevó incluso a interesarse por las raíces históricas de la cultura cartaginesa y su froma de tratar los metales preciosos como el oro y la plata para convertirlos en Joyas.

Así, Pepín Pomar desarrolló y perfeccionó una tradición familiar de joyeros que se remonta a 1872, cuando su bisabuelo Joaquín fundó la primera tienda, Can Xim. Un orfebre conocido popularmente como es joier del rei, por los encargos que al parecer le hacía el rey Alfonso XIII (visitó la isla en varias ocasiones) quien gustaba de regalar a sus amistades joyas que Xim realizaba con cierto parecido a las tradicionales emprendades.