J. HERRANZ

«Está previsto que las obras terminen en dos meses. Confiamos que para las Festes de la Terra podamos hacer la inauguración formal». Con estas palabras, la alcaldesa de Eivissa, Lurdes Costa, concluyó ante los medios la visita que hizo ayer a las obras de restauración y rehabilitación de es Polvorí, ubicado en los bajos del baluarte de Santa Llúcia, que acogerá un pequeño centro socio-cultural para actividades de pequeño formato (conciertos de cámara, exposiciones, café-teatro, lecturas poéticas...) y con programación para todo el año.

La alcaldesa, que estuvo acompañada por el arquitecto Toni Marí y la arqueóloga del Ayuntamiento, Rosa Gurrea, informó que, como uso complementario, «habrá una pequeña cafetería y un pequeña tienda, aprovechando el pequeño jardín de pinos al lado, que invita mucho al descanso, a medio camino entre la Plaça de Vila y la zona alta de Dalt Vila. También se ha ampliado la zona del cuarto de baño, se ha hecho una escalera de acceso al jardín y hay un nuevo pasillo para la conexión directa con la zona ajardinada», precisó Costa, añadiendo que el presupuesto del proyecto, incluido en el Plan de Obras y Servicios del Ayuntamiento, ha sido de 466.000 euros; de los que el Consell d'Eivissa ha aportado 143.000 euros.

Un trozo de muro

Y como ocurre casi cada vez que se excava en Dalt Vila, también en esta ocasión ha habido sorpresa: «Se ha descubierto un muro que puede ser de la época de construcción del baluarte, a finales del siglo XVI, o de un edificio del XVII. Sólo tenemos un trozo, la parte exterior del muro, que tiene unos contrafuertes», explicó Rosa Gurrea. «Una de las interpretaciones es que fuera un muro que soportaba la subida al baluarte, para la rampa de acceso a los cañones. Fernando Cobos (responsable del Plan Director de las Murallas), y estoy de acuerdo con él, ha descartado que fuera de la espalda de la casamata», añadió la arqueóloga, precisando que los restos del muro «se han integrado al proyecto».

En cuanto al edificio de es Polvorí, Rosa Guerrea señaló que es un edificio «que se construyó conectado con toda la fortificación. Como era un polvorín se hizo en el relleno del baluarte de Santa Llúcia a nivel de subterráneo. En 1720, por eso se conoce con S'Any d'es Tro, explotó. Se cargó parte del Convent e hizo daños a varias casas. Creo que éste fue el que sustituyó al de la explosión, y puede que ya no se usara como polvorín, sino para guardar otros elementos relacionados con la defensa de Dalt Vila. Hay que tener en cuenta que eran edificios militares, que todo lo que es la muralla estaba en uso en el siglo XVIII y necesitaban edificios dónde guardar el material, protegerlo y protegerse ellos», subrayó la arqueóloga, recordando que el edificio es del XVIII, y que este baluarte es de la fase de Fratín, más parecido al de Sant Joan. Baluarte el de Santa Llúcia cuyos bajos acogieron hasta 2001 depósitos de agua, como las casamatas de los demás baluartes.

Por su parte, Toni Marí explicó que el principal problema que se han encontrado procede de la restauración que el Ministerio de Cultura encargó en 1985, «cuando también se hizo el cuerpo de baños anexos al callejón, que se amplió», precisó el arquitecto del proyecto de rehabilitación de es Polvorí. «La bóveda se conserva muy bien, pero el problema eran las juntas entre los sillares de marès, que estaban hechos con mortero que se iba desprendiendo. Lo que se ha procedido es a limpiarlo, sanearlo, recuperar el original. A partir de aquí, la actuación ha sido muy sencilla: liberar el espacio y darle el soporte mínimo. Luego ya, que vaya creciendo y que el propio uso lo vaya poniendo en valor», señaló Marí, explicando sobre los planos cómo se habilitará el escenario para cuando sea necesario según la actividad socio-cultural que se programe, así como las características de los distintos elementos móviles del equipamiento que acogerá es Polvorí.