J. HERRANZ

Las flores silvestres y Eivissa, dos de los temas de inspiración favoritos de Mario Stafforini, vuelven a ser los protagonistas de la exposición que el pintor argentino residente en Eivissa inaugura hoy (20,00 horas) en la galería Berri de Sant Agustí. Un espacio entrañable para los aficionados de la isla por mantenerse fiel a un estilo de galerías de las que ya quedan muy pocas en la isla; y que, afortunadamente, su responsable, Gasto Heberle ha salvado para el arte por otros cinco años, al renovar el contrato de alquiler.

La nueva exposición de Stafforini se centra sobre todo en las margaritas silvestres (bolig) que iluminan los campos ibicencos en los meses de marzo y abril, más una serie de pequeños cuadros de balcones de la Marina y varios cuadros de sa Penya de formato mediano. Escenarios recurrentes en el artista argentino, quien siempre encuentra en ellos algún rincón, ángulo o sugerencia nuevos que le sorprenden y atrapa en sus telas.

Como singularidad técnica, Stafforini explicó ayer a este periódico que las obras han sido realizadas por un tipo de pintura especial que lleva poco tiempo en el mercado, el 'óleo al agua'. «Un delicioso contrasentido que nombra un nuevo tipo de pintura en tubo muy similar en sus propiedades a la pintura al óleo tradicional, pero con la particularidad de que puede mezclarse fácilmente con él óleo, así como con la pintura acrílica, dando de esta manera nuevas posibilidades al artista», explicó el pintor.

Y con una indudable ventaja añadida para la salud: la disminución de la toxicidad, al no intervenir en este material ni aguarrás ni aceite de lino, que resultan notablemente tóxicos al contacto. Ventaja a la que Stafforini se mostró muy sensible, pues apuntó que los pintores no suelen percatarse de los riesgos que pueden correr con la pintura al óleo, cuyos ingredientes pueden resultar cancerígenos.

Además, el óleo al agua «da resultados sutilmente diferentes de factura y color; algo que produce una agradable sorpresa», precisó Mario Stafforini, añadiendo que para esta exposición en la galería Berri ha seleccionado unos 30 trabajos realizados sobre papel artesano con pinceles de distintos cortes y varias espátulas. Un conjunto colorista de naturaleza floral y rincones favoritos de una ciudad que es Patrimonio de la Humanidad.