Estado actual de la torre de sa Gavina, una vez iniciados los trabajos de rehabilitación de esta infraestructura defensiva de la isla de Formentera.

G. ROMANÍ

Los trabajos de rehabilitación de la torre de defensa de la Gavina, encargados por el entonces Consell Insular d'Eivissa i Formentera, están a punto de culminar ya que las previsiones, según la consellera de Patrimoni de Formentera, Sònia Cardona, apuntan a que en dos meses los trabajos habrán concluido. Cardona quiso dejar claro que la iniciativa partió del antiguo Consell pitiuso, que es el que paga, pero hay un contacto directo con el responsable de Eivissa en materia de Patrimoni para seguir la evolución de las obras.

A diferencia de otras actuaciones realizadas en torres de defensa de la misma tipología en Eivissa y Formentera, en las cuales prima el concepto de reconstrucción del modelo original, señala el responsable del proyecto, el arquitecto formenterés Marià Castelló, obteniéndose a veces que dichas edificaciones hayan sido acabadas de construir, en este caso la intervención propuesta «se fundamenta en la conservación ya que lo más importante es reducir la intervención a los aspectos más imprescindibles que garanticen la integridad global del monumento, pero permitiendo que manifieste todo cuanto el tiempo le ha conferido, perpetuando su carácter y su identidad». En este sentido se utilizan, siempre que las condiciones presupuestarias lo permiten, los mismos materiales y sistemas constructivos utilizados originalmente. Evidentemente en el proyecto queda claro que habrá que «restituir todos aquellos elementos que han sufrido una degradación importante como para no poder desempeñar su tarea en el conjunto de la edificación, pero siempre permitiendo que se diferencie el material original y el añadido en la conservación».

En los trabajos, que ya están muy avanzados, sólo se han reconstruido aquellos elementos imprescindibles para su correcta utilización y funcionamiento del edificio, como la escalera de caracol, siempre y cuando se conozcan las propiedades geométricas y materiales del original con toda certeza. Y para establecer referencias se han buscado comparaciones con las torres de defensa pitiusas en las que las intervenciones han sido menos agresivas. De todo ello se desprendió en su momento que «no se reproducirán elementos como la garita, de las que no existe ningún ejemplo original que se haya conservado en la actualidad, ni la cartografía de la que se dispone es suficientemente precisa para su reproducción» señala Castelló en sus consideraciones de los criterios seguidos para el proyecto.

Marià Castelló explicó que hasta el momento «se han hecho las correspondientes labores constructivas del paramento exterior, mapostería y sillería y se está restituyendo la bóveda semiesférica», para a continuación apuntar que de los trabajos restantes el más interesante será la «colocación de la media vuelta de cañón correspondiente a la planta menos uno, es decir el polvorín y si el ritmo del trabajo sigue como hasta ahora, a finales de mayo o principios de junio, la habilitación habrá finalizado».

En los plazos de ejecución, Castelló, de la misma manera que lo había hecho la vicepresidenta del Consell y consellera de Patrimoni, Sònia Cardona, recordaron que las dilaciones en el tiempo se debían a que a raíz de unas denuncias del GEN-GOB, durante un período de tiempo no se trabajó en la torre ya que era una época de nidificación y cría de unos murciélagos autóctonos y que una vez pasado el tiempo de protección las obras se habían reemprendido sin problemas.