PEP TUR La relación de la fotógrafa italiana Ornella Sancassani con Eivissa cuenta ya con tres décadas de existencia, desde que en el ya lejano 1977 llegara a la isla para pasar unas vacaciones en casa de una amiga. Desde entonces, Sancassani se ha forjado una sólida reputación como fotógrafa de arquitectura y, el pasado mes de agosto, presentó en la sala Taller Eléctrico, en la Canal, su primera exposición individual en las Pitiüses, coincidiendo con la presentación del libro Trentin, dedicado al arquitecto Fabio Trentin y en el que Sancassani ha colaborado estrechamente.

«Eivissa fue un amor a primera vista», recuerda Sancassani sobre sus primeras experiencias en la isla. «Un año después de mis primeras vacaciones aquí ya encontré una casa en Roca Llisa, y ahora vivo en la casa de mis sueños, en Santa Gertrudis, desde donde puedo ver el mar».

Respecto a su larga relación con Eivissa y el que no hubiera expuesto nunca en ella, Sancassani asegura que «nunca» se había planteado hacerlo hasta la aparición de la sala Taller Eléctrico, un espacio de reducidas dimensiones y «fantástico», según la fotógrafa, que le permitió presentar una pequeña muestra el pasado mes de agosto en el que la arquitectura fue el máximo exponente.

Y es que Sancassani y la arquitectura han forjado una estrecha relación con el paso de los años, desde que, con apenas 25 años, se independizara profesionalmente y fuera con su book de fotos a la delegación de la prestigiosa revista Habitage para mostrarlas. «Tuve mucha suerte, porque al director le gustaron mucho y desde entonces trabajo para ellos», rememora.

Pero, ¿por qué la arquitectura como objeto de su mirada? La fotógrafa explica que incluso estuvo a punto de estudiar esta disciplina en la universidad, aunque finalmente la insistencia de su padre en que se aplicara en las lenguas extranjeras y una «incompatibilidad» con las matemáticas la hicieran desistir de ello. «Para fotografiar arquitectura no necesitas una oficina o un estudio, sólo la cámara y un trípode», razona Sancassani, que no tarda en mostrar su preferencia por el blanco y negro frente al color para este tipo de fotografía: «La arquitectura es materia y prefiero el blanco y negro para verla, aunque hay algunos tipos de arquitectura que sólo tienen sentido en color, porque forma una parte muy importante de ella. En blanco y negro se ve mejor qué es lo importante de cada arquitectura, como en el caso de un auditorio de Renzo Piano, que es menos fascinante en color. Al propio Piano le encantó la fotografía del auditorio en blanco y negro y dijo que era la mejor foto que habían hecho de una obra suya. La fotografía de arquitectura no es la realidad. La fotografía nunca es un espejo de la realidad ni tiene que serlo».

Ser fotógrafo
Según Sancassani, alguien es fotógrafo cuando la cámara ya no existe, sino que «forma parte del alma, del corazón y de los ojos del fotógrafo. En el momento en el que ya ni te das cuenta de qeu estás haciendo uan fotografía».

Tras muchos años como profesional, Sancassani cuenta ahora con un estudio en el que trabajan para ella otras dos personas y que cuenta con muchos encargos de fotografía publicitaria -«de la fotografía de arquitectura solamente no se vive», asegura- y continúa con su sueño particular de dejar un poco de lado sus compromisos profesionales para dar la vuelta al mundo tomando imágenes de arquitectura. «La tecnología ha hecho que las revistas ya no paguen viajes para retratar arquitectura, los tienes que financiar tú mismo, aunque luego a lo mejor puedes vender algunas de las fotos que has hecho, como me ocurrió con un reportaje sobre la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia», afirma la artista, a quien aún le faltan muchos objetivos por conseguir, como China -donde viajará en breve para fotografiar la nueva universidad de Pekín- o el continente americano.

Pero siempre con película. Sancassani no cree en la fotografía digital y, de hecho, asegura que todos los grandes fotógrafos siguen utilizando tecnología analógica.