En el concierto del recinto ferial del pasado sábado, que cerraba el ciclo Un hivern en viu con una muestra de rock eivissenc, había dos bandas veteranas de la isla: Statuas.d.Sal y La Señal. La primera, fiel a sí misma y tozuda en sus ganas de tocar, dio hace poco el gran salto al ganar el concurso nacional de maquetas Vodafone. La otra fue La Señal, formada en 1998, rota cuatro años después y felizmente rehecha a partir de sus dos miembros base: Jesús Rumbo (cantante) y Edu Halfneck Mayol (guitarra); más Marco Schirmer (bajo) y Romy Ribas (batería). «Volvemos porque nos lo pedía el cuerpo; si tienes la música dentro nunca se va. El sentimiento está ahí y a la mínima surge otra vez», apuntó Jesús Rumbo a este periódico.
Pararon «por circunstancias personales dentro del grupo; y que a mí me vino una época de paternidades continuas y me tuve que centrar en otras cosas. Aunque nos divirtamos con la música, estás o no estás; y siempre hemos querido darle un tratamiento profesional». Y ahora, con edades entre 33 y 38 años, al parecer con más garantía: «Una de las cosas buenas que tiene la edad es que te da ciertas perspectiva de las cosas y te hace ser más realista.Tenemos los pies más en el suelo, sin prisas pero sin pausas y dentro de nuestra línea de rock guitarrero», precisó Rumbo, que es quien lleva la voz cantante dentro y fuera del escenario; con alguna breve incursión por parte de Mayol: «Tenemos casi lista una actuación en Madrid y una mini gira de cuatro o cinco sitios en Andalucía. La haremos en una autocaravana», informó el guitarra. Y añadió el cantante: «Es que hay que salir de aquí, porque la isla resulta muy limitada, por la experiencia que te da y porque creces como músico y como persona».
Una diferencia substancial entre el ayer y el hoy de La Señal es el peso que en las Pitiüses tiene Jesús Rumbo como personaje mediático, gracias a sus singulares y desmadrados programas de la TEF. «Nos condiciona en positivo, porque mucha gente viene a ver al personaje de la tele. Aunque hay un aspecto que no me gusta tanto: que piensen que vamos a ser un grupo tipo Los mojinos escocíos. Y para nada; nuestras letras son bastante serias y en ellas damos salidas a una serie de inquietudes». Lo que no quita que aprovechen el tirón mediático. «Somos muy comunicativos, hacemos bromas y nos reímos de todo lo que haga falta. Para nosotros dar un concierto es hacer un espectáculo en el que las canciones son la parte más importante, pero no la única».
Por lo que hace al repertorio que presenta La Señal en su retorno, no viven de las rentas. «Siempre intentamos hacer cosas nuevas, aunque hay algún tema antiguo, evidentemente, pues incluso te los piden. Las canciones son todas nuestras, salvo un par de versiones que hacemos por razones sentimentales. Ahora trabajamos con 17 o 18 canciones».
Haciendo memoria, Jesús Rumbo recordó que el primer concierto de la vuelta de La Señal fue «hará cosa de un año, en el primer concierto que hubo contra las autopistas, en el parking de Gesa». También han tocado en las fiestas de Sant Joan, en la Festa del Vi de Sant Mateu, y la apuntada del recinto ferial: «Fue el remate, porque había unas condiciones de equipo y escenario muy buenas. Así da gusto tocar».
Pues por muchos años; con suerte y estabilidad: «Esta vez sí, porque no tenemos ya edad de hacer muchas tonterías. El núcleo del grupo será éste; lo que no quiere decir que estemos cerrados a nuevas incorporaciones para ir mejorando».
De la fotografía que ilustraba la entrevista que hizo a La Señal este periódico en 1998 («la primera; tú nos desvirgaste mediáticamente», ironizó el incorregible Jesús Rumbo), sólo quedan el hoy popular director de Kafé Kaleta y Edu Mayol, que ya no luce melena como entonces. Los otros tres miembros originales del grupo quedaron por el camino, pasando a otras bandas o abandonando la música.
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