Los operarios trabajan ayer a toda máquina para que el próximo 7 de agosto esté todo a punto para la inaguración del Museo Diocesano, en una línea de estilo contemporáneo. Fotos: SONIA GAITÁN

JULIO HERRANZ

Tras una serie de avatares, polémicas y demoras por unas y otras razones, finalmente el próximo 7 de agosto, vísperas de Sant Ciriac, será inaugurado el Museo Diocesano de la Catedral de Eivissa. El acto tendrá lugar tras el acto institucional de las Festes de la Terra que organiza el Consell, con la entrega de los premios Tanit y el 8 d'Agost de investigación. La inauguración del museo correrá a cargo del obispo de Eivissa, Vicente Juan Segura. En cuanto al presupuesto global, el presidente del Consell, Pere Palau, informó el pasado mayo que el proyecto se completaría «gracias a los Fondos de Cohesión Europeo, con una partida que ronda los 100.000 euros». Sin contar otros presupuestos que vienen desde la anterior legislatura.

El delegado del patrimonio eclesiástico, Francesc Torres Peters, explicó ayer a este periódico que la exposición permanente del Museo Diocesano «tendrá como hilo conductor argumental la salvación por Jesucristo. Porque el museo no se concibe sólo como un sitio donde se guardan unas piezas y se muestran al público con una mínima información, sino que también queremos que tenga una función pedagógica».

En cuanto al contenido en sí, la «joya» del museo será «la custodia del siglo XIV; pero no despreciaría otras piezas, si no de tanta singularidad, al menos de un gran valor y mérito, como dos tablas góticas del siglo XV de Valentí de Montoliú», precisó Torres Peters, añadiendo que el grueso de las obras expuestas «serán de la Catedral, pero también estarán representadas algunas parroquias e instituciones de toda la diócesis, porque se trata de un museo diocesano».

El delegado del patrimonio eclesiástico se mostró «muy satisfecho» del trabajo realizado en la última fase del Museo Diocesano por el arquitecto Marc Tur. «Se le dio el plan de lo que se quería exponer y cómo se quería hacerlo. Tuvimos un fructífero diálogo, por decirlo de alguna manera; y el resultado, para mí y para otros que lo han visto ya, es de muy buen trabajo». Un resultado que igual llama la atención por su modernidad. «Sobre todo por la entrada y la recepción, seguramente nos va a caer alguna crítica, porque es algo bastante osado; pero, a mi entender, está muy bien integrado. Además, toda la intervención es reversible, mobiliario. Creo que una cosa contemporánea integrada puede convivir perfectamente con otros estilos. Eso pasa en todas las catedrales y en la mayoría de las iglesias».