La exposición «El món romà a les Illes Balears», que actualmente
se presenta en la sal del Roser de Ciutadella, donde estará hasta
el día 22 de este mes tras ser mostrada durante cuatro meses en el
Gran Hotel de Palma, no visitará Eivissa. Según explicó a este
periódico el director del Museu Arqueològic, Jordi Fernández, la
razón se debe «a que no existe en la isla un local que reúna las
condiciones pertinentes para hacer una exposición de este tipo, que
necesita amplitud de espacio para poder exhibirla», precisó
Fernández, añadiendo: «Si tuviéramos un museo de nueva planta, que
es lo que vamos pidiendo desde hace tiempo...». La extraordinaria
exposición, organizada y producida por la Fundació «la Caixa» se
adentra en los siete siglos de historia romana en las Islas. En la
amplitud que se presentó en Palma, la muestra hacía un recorrido
histórico y pedagógico a través de 200 piezas procedentes de 23
instituciones o coleccionistas privados. Entre ellos, los museos de
Mallorca, Menorca, Eivissa y Pollentia; además de piezas
encontradas en excavaciones isleñas que actualmente se encuentran
en Barcelona, Madrid, París y Nueva York.
Y no es la primera vez que Eivissa se queda al margen en la
recepción de muestras de este calibre. «Pues no, y es una pena. La
isla ha perdido ya varias exposiciones importantes con este tema. Y
es que cualquier exposición de cierta magnitud que pueda llegarte
de otros centros, de las Islas o más allá, necesita espacio, unas
climatología adecuada, unos sistemas de seguridad apropiados y todo
lo que hoy requiere una sala de exposiciones donde vayas a meter un
patrimonio cultural. Y eso, lamentablemente, en estos momentos
Eivissa no lo tiene», subrayó Jordi Fernández. Algunas de las
piezas aportadas por Eivissa que estuvieron en Palma no han viajado
a Menorca; entre otras, el famoso busto de la diosa Tanit. «No me
gusta que viaje tanto, porque le puede afectar. Hemos retirado
varias piezas, sí, lo que no les pareció mal a los organizadores
pues para llevarla a Menorca tenían que hacer una reducción de
material. Me dijeron qué piezas se podrían retirar, y como la
muestra va sobre los romanos, retiramos la parte prerromana». En
concreto, en la sala de Ciutadella hay del museo de Eivissa
«diversos vasos de terracota sicilitada, vidrios, piezas de
cerámica, una cabeza báquica, un busto y una cabeza de mármol; pero
los tres bustos de terracota que fueron a Palma -entre ellas Tanit
y la máscara- han regresado ya a casa», concretó Fernández.
La propuesta para Menorca reúne 112 piezas arqueológicas de todo
tipo, incluidas unas grandes esculturas con toga que estaban
ubicadas en los espacios públicos de la ciudad o figuras votivas de
diferentes divinidades. La exposición está estructurada en diversos
ámbitos, que reconstruyen el momento de la llegada, la
transformación territorial y la implantación de las ciudades, el
comercio, las creencias, la vida cotidiana, el ocio y el concepto
de la muerte que tenían los romanos. Las Illes Balears comenzaron a
ser integradas en el mundo romano el año 123 a.C., tras recibir
Quinto Cecilio Metelo la orden del Senado romano de limpiar de
piratas sus costas. Esta intervención permitió ganar para Roma un
punto estratégico en una de las rutas marítimas más importantes del
Mediterráneo. Según han informado los comisarios de la exposición,
los romanos fueron recibidos en las Islas a pedradas por parte de
los honderos baleáricos, pero un año después ha habían conquistado
Mallorca y Menorca. Sin embargo, según informó a este periódico
Benjamí Costa, conservador del Museu Arqueològic de Eivissa, la
principal diferencia respecto a las otras dos es que las Pitiüses
«no fueron conquistadas por manu militari. Fue un proceso lento de
integración progresiva en la estructura del Estado romano de lo que
eran unas islas púnicas».
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