Mucho se ha hablado en los últimos meses sobre el futuro del Teatro Pereira. Primero sobre el convenio de cesión al Consell para uso público por parte de la propiedad del emblemático inmueble de la Marina, ampliado en un segundo convenio que puede no ser necesario si dicha institución lo compra. Al menos ya hay consenso político sobre ello, siempre que la familia Matutes acceda a venderlo y el precio sea asumible por las arcas públicas.

En cambio, se ha dicho poco sobre qué ofrecer en su futura programación. Por tal motivo, puede resultar interesante, tanto para los políticos implicados como para la ciudadanía en general, conocer algunas sugerencias con criterio de personas (una por su cargo y cuatro por oficio) que pueden contribuir a un debate que estimamos previo a la realización del proyecto de restauración. Porque una inversión tan alta de dinero público (unos ocho millones de euros, sólo la rehabilitación) reclama inteligencia, sentido común y rentabilidad cultural por parte de los gestores del caso.

Opiniones convergentes en algunos casos y divergentes en otros, pero todas ellas interesadas y preocupadas por el mejor aprovechamiento público del Teatro Pereira. Porque sería un pésimo negocio que tanto gasto y tanto dolor de cabeza no se correspondiera con los necesarios criterios de excelencia exigibles a las instituciones que elegimos entre todos.