Miguel Ángel Roig-Francolí recibió el pasado otoño la Medalla de Honor del Conservatori Superior de Balears por su carrera profesional.

Un verano más, Miguel Àngel Roig-Francolí ha vuelto a su isla por vacaciones de su cátedra de armonía, contrapunto y análisis musicales en el Conservatorio de la Universidad de Cincinnati (EE UU). «Es aquí cuando se me limpia la cabeza y el corazón; se va todo el estrés del año y me vienen las ideas», apuntó a este periódico. Como resultado, y tras un largo periodo de sequía, ha vuelto a componer. «Tengo tres obras nuevas; una para órgano solo, que se ha tocado varias veces, y dos obras orquestales/corales que estrenaré el próximo abril».

Una de ellas, «Dona eis requiem (En memoria de las víctimas inocentes de la guerra y el terror)», será estrenada el 11 de abril de 2006 por la Orquestra Simfònica de Balears; primero en Palma y luego en Menorca. La otra, «Antífona y Salmos para las Víctimas de Genocidio», será presentada en público el 21 de abril en el concierto inaugural del primer Festival de Música Contemporánea de Cincinnati, por una de las orquestas de la ciudad.

Las dos obras forman parte de un ciclo que responde «a un compromiso social y espiritual con el mundo en que vivo, cosa que no hice en mi anterior etapa como compositor. He puesto al mismo nivel la guerra y el terror porque creo que todas las víctimas son iguales, aunque no se las trate igual», precisó Roig-Francolí, quien el pasado otoño recibió en Eivissa la Medalla de Honor del Conservatori Superior de Balears por su trayectoria profesional.

El ciclo tendrá una tercera obra, aún por escribir. «Va a ser un lamento por la destrucción progresiva y sistemática del planeta; en muchos casos de forma irreversible. Considero que Eivissa es un escaparate de lujo de la destrucción del paisaje y del medio ambiente. Mi canto de dolor va dedicado al planeta en general y a la isla en particular, porque me da mucha pena que no podamos legarles a nuestros hijos la Eivissa que conocemos; por no hablar, claro, de la que conocimos».

En este sentido, Roig-Francolí mostró claramente su indignación por el progresivo deterioro de Eivissa: «Creo que es una tragedia que nuestros gobernantes, en vez de escuchar el claro y alto clamor del pueblo, se escuden en un 25% de votos, que, según ellos, les da carta blanca para permitir la destrucción de la isla por el método del cemento».

En cuanto a la estructura de sus nuevas obras, explicó que están basadas «en tres elementos primordiales: la melodía, las escalas y el ritmo», con clara presencia del canto gregoriano. «No busco la originalidad, pero sí una música en la que reconozco plenamente mi voz personal, mis silenciosos gritos de angustia por la locura que está dominando el mundo», concluyó.