Claudine, la compañera de Rainer Pfnür, abrió ayer las intervenciones en el espontáneo homenaje celebrado en su estudio. Fotos: J. H.
02/03/05 0:00
El frío y la lluvia que al mediodía de ayer castigaba Santa Gertrudis parecían de encargo para la ceremonia íntima con la que un grupo de amigos recordó a Rainer Pfnür en su propio estudio. El estupor y la incredulidad eran aún bien palpables en todos los asistentes. La noticia de su muerte, ocurrida en la noche del pasado viernes en un fatal accidente (un coche le mató cuando regresaba en su pequeña moto a su casa), latía demasiado fresca y absurda en todos. Indignación, rabia y dolor repartidos a partes iguales ante la pérdida tan irreparable de un artista tan apreciado y un ser humano tan entrañable.
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