Miquel Barceló ultima la instalación de los murales de cerámica que recubrirán las paredes de la capilla de San Pedro de la Catedral de Palma, en los que recrea, en terracota y cristal, la parábola evangélica de la multiplicación de los panes y los peces. El artista mallorquín, galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de las Artes 2003, ha invertido más de dos años de trabajo en este mural de cerámica, que elaboró en la localidad italiana de Viatri Sulmare, a unos 50 kilómetros de Nápoles, en el taller de Vincenzo Santoriello, que le preparó el barro y se lo mantuvo fresco para que pudiera modelar la obra en crudo. Luego, las piezas fueron transportadas hasta Mallorca, donde se procede desde hace algunos meses a su instalación en la capilla, que, según fuentes del Obispado de Mallorca, podría estar acabada antes de que finalice el verano.

En la obra, que mide 300 metros, predomina la arcilla y el cristal, para aprovechar la luminosidad y la orientación de esta capilla gótica, situada en el ábside lateral de la Catedral, inconclusa y con un retablo mediocre, que data del año 1300. Barceló también se comprometió a diseñar el ajuar y la decoración litúrgica para el altar, el sagrario, el ambón, sillería y los candelabros.