El jurado hizo público el fallo ayer en la sede del Col.legi d'Arquitectes. Foto: KIKE TABERNER

El jurado de los III Premis d'Arquitectura d'Eivissa i Formentera decidió ayer declarar desierto el galardón a la mejor obra construida en las Pitiüses en el periodo 1997-2000, fechas abarcadas por el mismo. En la nota de justificación, los tres miembros del jurado (Víctor Beltrán, Alfred Paya y Carlos Meri) afirman que «debido al prestigio, tradición y rigor» de estos premios «y de la arquitectura que las Pitiüses han aportado a la cultura arquitectónica, hemos decidido declarar desierto el premio a la mejor obra de arquitectura 97-00; al mismo tiempo, queremos hacer público el buen oficio general de las obras expuestas, tanto por lo que hace a los arquitectos como a los demás agentes que intervienen en las mismas».

Hecha tal consideración, el jurado declara Finalistas a la «Sala Enric Majoral», del arquitecto Josep Mª Roca Marsinyac; «Hàbitat unifamiliar Punta Prima», de Tomàs Alonso y William D. Wright, y al «Centro de Servicios Sociales de Cas Serre», de Óscar Canalís Hernández.

Asimismo, concede tres menciones a la Casa Abel, de Víctor Rahola Aguadé, por «la calidad de las aulas y la resolución de un programa funcional complejo con pocos medios»; al «Hábitat unifamiliar en Na Xamena», de J.R. Esteve Cambra, ganador asimismo del Premio del Público con 22 votos, destacando «la escala de espacios interiores y su relación con el exterior»; y la «Escoleta en Sant Antoni», del arquitecto Lluís Gascón Folqué, en la que el jurado de estos premios destaca «la buena inserción en un terreno de dificultades orográficas de una casa de grandes dimensiones, con fragmentos de gran calidad».