Uno de los escorzos femeninos que Frédéric incluye en su nuevo libro «Nues», que acaba de aparecer en Francia.

Relacionado con Eivissa, donde tiene una segunda residencia, desde principios de los 70, Frédéric Barzilay (Salónica, 1917) sigue desarrollando con fruición sus dos pasiones favoritas, la fotografía y la mujer. Una unión fructífera que ha reflejado desde su juventud en imágenes sugerentes, imprevistas, sensuales y/o eróticas. Una selección de su última producción acaba de aparecer en París reunida en el libro «Nues», de Editions Patico & Co.

Con el reclamo de una portada simbólica (una equívoca manzana tentadora cortada por la mitad), el volumen, publicado en edición de bolsillo, reúne un amplio catálogo de imágenes de mujeres desnudas en escorzos entre naturalistas y poéticos. Aunque algunas de las instantáneas recuerdan a su conocido estilo en blanco y negro, la mayoría son en color y realizadas con técnica digital, e incluso algunas con tratamiento por ordenador, un terreno en el que Barzilay anda investigando desde hace algunos años para obtener nuevas posibilidades estéticas y expresivas. El libro incluye dos textos; uno de Sarane Alexandrían en el que recuerda que «desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, Frédéric Barzilay ha sido en Francia uno de los primeros fotógrafos de desnudos. Su principal sutiliza es la de determinar la linea de un cuerpo femenino (como se habla de la línea de corazón, de la línea vital de las manos). Un artista siempre activo que ha empezado el nuevo siglo buscando nuevas ténicas y estéticas». El segundo texto, de Géva Caban, es de carácter poético y dice cosas como: «A veces el detalle de un movimiento, de una postura, una mano que reposa sobre el vientre, la planta de un pie girado, los lunares de una espalda, el miedo de una mirada revelan la armonía de un cuerpo, anuncian a la mujer en una realidad amenazada». Antes de «Nues», Barzilay ha publicado «Le corps illuminés» (1965); «Tendres Parcours», con texto de Cortazar (1978), y «La mirada en el cos» (1994).