Guillermina Puget durante la inauguración de su primera exposición en Eivissa.

La galería Van der Voort acogió ayer la inauguración de la primera exposición individual de Guillermina Puget , en la que ha colaborado la Conselleria de Cultura, dentro de su programa de línea de ayudas a artistas jóvenes de la isla. Y es que aunque la artista naciera en Barcelona, desde su infancia reside en Eivissa. «Esta es mi segunda exposición individual; la primera la presenté en un pabellón universitario de la Vall de Ebron».

«Lo que presentó está en la línea de las cosas que hago últimamente, dentro de la abstracción lírica. Me interesa el color, el espacio y la luz; y tenía un interés especial en que fuera algo luminoso, cálido y alegre, a la vez que sereno y limpio», explicó ayer a este periódico la artista.

En su mundo creativo, Guillermina Puget utiliza «gestos y manchas de color, pero nada figurativo. No busco representar y copiar de la realidad que nos rodea; lo que me interesa es crear una imagen que sea suficiente, jugando con el espacio, los planos, las capas de pintura... Crear una imagen que trasmita algo por si misma, que tenga autonomía y se convierta en un ente con vida propia; luego, que cada uno lo vea a su manera. Por mi parte no pretendo trasmitir nada, salvo éso, que sea una cosa cálida y alegre», afirmó.

En la primera cita pública con la isla Puget presenta diez obras de varios formatos: un óleo grande, varios acrílicos sobre lienzos y unas cartulinas pequeñas. Curiosamente, titulados. «Sí, pero se lo pongo una vez que la obra está terminada, por lo que me sugiere como espectador. El título es consecuencia de la obra, no la causa, digamos; porque, claro, para construir estas imágenes, aunque sean abstractas, tienes que seguir unas reglas: de composición, de espacio y de color, porque si no te sale un churro».

Y la pregunta inevitable: ¿Le condiciona ser hija y nieta de quien es a la hora de realizar su trabajo?: «Sí, me condiciona, pero para bien; en el sentido de que me ha obligado a esforzarme más, a tener unos estudios universitarios que me avalasen, porque si no iban a decir, mira, la niña se pone a pintar; y eso que desde pequeña me ha gustado dibujar y pintar», precisó, añadiendo que «también me condicionaba porque me daba mucha vergüenza enseñar mis cosas y exponerlas en público».