La película, que compitió ayer en la Sección Oficial del
festival de San Sebastián, era un proyecto largamente acariciado
por Villaronga, quien ya lo tenía en mente incluso antes de rodar
sus dos anteriores películas «99' 9» y «El mar», como recordó
durante un encuentro con un grupo de periodistas, donde explicó
que, en un principio, se trataba de un proyecto menor, destinado a
convertirse en un medio metraje para televisión. Más tarde, el
productor Antonio Chavarrías les animó a dar más consistencia al
proyecto hasta convertirlo en un largometraje que mezcla imágenes
de archivo, documental y ficción.
La película cuenta la historia del húngaro Aro Tolbukhin, un
hombre que fue condenado a muerte en 1983 en Guatemala, después de
haber quemado vivas a siete personas en la enfermería de una misión
y atribuirse los crímenes de varias mujeres. Una confesión que la
Policía descubrió llena de contradicciones. «Todo el material está
muy manipulado, hay mucho material falso, pero no se trata de hacer
un crucigrama, sino de hacer una propuesta para hablar de mentiras
y ficción pero con méritos propios para alejarse de la filigrana de
haber hecho creer lo que no existía», explicó Villaronga.
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