La Vieja Trova Santiaguera inauguró ayer «Un món de músiques». Foto: V.F.

La presencia de La Vieja Trova Santiaguera, el magnífico entorno del casco antiguo de Eivissa y el carácter gratuito de la cita fueron ayer los principales motivos por los que una gran cantidad de público se dirigó ayer noche al baluarte de Santa Llúcia para asistir a la jornada inaugural del tercer certamen «Un món de músiques», un acontecimiento que continuará hoy en la plaza de la Constitució de Sant Francesc, en Formentera.

Como estrellas del cartel, los veteranos integrantes de La Vieja Trova Santiaguera actuaron en último lugar (un concierto que continuaba al cierre de esta edición). Previamente, el escenario del baluarte fue ocupado por la formación Tugores, que llenó Dalt Vila con su particular modo de entender la fusión entre las atmósferas del jazz con otros estilos. De hecho, el grupo aprovechó la cita ibicenca para presentar su próximo trabajo, «El seu Orient», en el que desarrollan su visión de lo oriental a través de la música.

Una tradicional sonada de xeremia puso la nota más pitiusa a un evento que pasó a ocupar a continuación la formación de la isla «Moonshadow», especializada en la mezcla de la música electrónica con instrumentos puramente étnicos. Pero la noche iba directamente encaminada a vivir la magia cubana a través del son de La Vieja Trova Santiaguera, que tras la actuación de ayer noche en Eivissa tenían previsto desplazarse hoy a Madrid para protagonizar un concierto de despedida para la prensa, colaboradores y amigos.

Reinaldo Hierrezuelo (tres y dirección musical), Reinaldo Creagh (voz y claves), José Castañeda 'Maracaibo' (guitarra), Aristóteles Limonta (contrabajo) y Ricardo de los Santos Ortiz (voz y maracas) cerraban ayer esta primera jornada del festival. En su repertorio, como mandan los cánones de toda despedida, tenían previsto ofrecer un amplio resumen de toda su carrera musical, iniciada hace diez años.