TOLO LLABRÉS/R.C. A bordo de su barco, en el que pasa largas temporadas en el puerto de Eivissa, el director de cine Antonio Isasi-Isasmendi se ha desplazado a Palma para pasar unos días en compañía de amigos y familiares. En su hogar flotante recibe a este periódico con el pretexto de hablar de su trayectoria profesional y de su visión particular de la situación del séptimo arte en España y en el mundo.

«Entré en ésto hace 50 años sin saber qué era el cine y me marché aburrido de él 50 años después. Fueron cinco décadas de trabajo muy duro, y creo que es demasiado complicado todo este engranaje, porque hay un antagonismo entre las tres ramas principales de este arte "exhibición, distribución y producción", cada una con intereses que son muy diferentes entre sí», explicó el director de «El perro», uno de sus mayores éxitos, aunque no sea la película de la que se siente más satisfecho. «Yo tengo un trabajo que quiero mucho y que no ha visto casi nadie, «Tierra de todos». Está rodada en blanco y negro y va sobre la Guerra Civil. Es la primera película que se hizo en plena dictadura que tenía como protagonista a un soldado rojo».

A la hora de opinar sobre el cine español actual, Isasi señaló que «estoy muy lejos del cine de Almodóvar, en todos los sentidos; prefiero a Amenábar, a quien considero el director más completo que tenemos; un tipo listísimo y fantástico. También me gusta mucho Trueba, y me parece una maravilla «Goya en Burdeos», de Carlos Saura.

Buen conocedor de los métodos norteamericanos de producción, ya que trabajó allí en varias ocasiones, el cineasta madrileño reconoce que en ese terreno no tienen rival. «Los Estados Unidos son los inventores del cine y sus películas no necesitan subvención. Tienen una potencia de difusión tan importante que lo de menos es lo que cuesta la película. Eso les da mucho poder. En Europa, sin embargo, ha hecho falta siempre subvenciones para poder competir con ellos, y eso que considero que el cine europeo es mucho más interesante que el que se hace allí, que, salvo maravillosas excepciones, sólo son películas de coña, muñequitos y tonterías», concluyó.