El presentador del acto, Julio Herranz, y el poeta ibicenco Manel Marí, durante la lectura poética que tuvo lugar ayer en la Sala de Cultura de «Sa Nostra». Foto: VICENÇ FENOLLOSA.

EL poeta ibicenco Manel Marí realizó ayer en la Sala de Cultura de «Sa Nostra» la lectura de la antología «Tria impersonal», que hace el número dos de la colección «Veus de paper», que edita la Obra Social i Cultural de dicha entidad. El volumen recoge una antología realizada por los amigos del joven escritor de 24 años de sus cuatro libros escritos hasta ahora: «18 poemes d'amors» (accesit del premio «Baladre», 1997), «Poemes en gris» (Premi Miquel Àngel Riera, 1998), «Poemari de descortesia» y «Patrimonio dels dies»; estos dos últimos trabajos aún inéditos.

En la presentación del acto, el poeta andaluz y redactor de este periódico, Julio Herranz, destacó «el buen oído y la exigencia formal de un poeta que más que una promesa es ya una realidad notable en el panorama de la poesía ibicenca actual; un poeta que respeta y conoce la tradición, pero que sabe insuflarle unas señas de identidad personal poco corrientes a los 24 años». Asimismo, el poeta andaluz se atrevió a leer tres de las composiciones recogidas en el libro.

A continuación, Manel Marí realizó la lectura del resto de los poemas contenidos en esta «Tria impersonal», contando algunas particularidades de algunos de ellos, como el dedicado al bar Can Pou del puerto de Eivissa, «sitio con el que tengo una relación sentimental simbólica», apuntó.

En cuanto al sentido complementario de sus tres últimas obras escritas, el poeta ibicenco explicó que «existe entre ellos una intención de concatenación, de unidad, por lo que el conjunto puede ser contemplado como una trilogía». Con tal planteamiento, el primero de ellos, «Poemes en gris», recoge «la sensación a flor de piel de algo que te obliga a la catarsis, a deshacerte de ello verbalizándolo. Es el golpe que tienes de digerir de alguna manera». Golpe sentimental que continúa digiriendo («pero de una forma conductual») en el «Poemari de descortesia», tomándose ya el amor «sin tanto compromiso ni tanta catástrofe, sino con más alegría, libertad y placer». De ahí lo de «descortesia», un guiño al «Amor cortés» de los trovadores renacentistas: «Aunque la forma y el tono del poemario es muy cortés, el contenido no deja de ser transgresor, pues propugna el amor libre, sin ataduras, compromisos, consignas ni moralinas antipáticas», explicó.