Las figuras imposibles del escultor Mario de Ayguavives se presentan a partir de esta tarde a las ocho en la galería Van der Voort. Pero estas figuras tienen una peculiaridad, no existen tridimensionalmente, sino que son recreaciones por ordenador de la imaginación de este joven artista que reside en Zaragoza.
Tal y como lo define Cati Verdera, directora de la galería, con la que Mario de Ayguavives inició su relación en el año 1994, la obra de este escultor se encuentran «a medio camino entre lo artesanal y lo industria». Las imágenes, porque hay que referirse a ellas como tales, están reproducidas sobre papel fotográfico con formatos que van desde los 70 por 50 centímetros a los 150 por 100 centímetros, con una tirada de entre 3 y 10 ejemplares. Pese a recrear la tridimensionalidad de una pieza escultórica, el artista ha escogido un sólo punto de vista para contemplarlas.
«El paso de la escultura física a la imagen virtual ha sido el resultado de la fascinación por las nuevas tecnologías y por la posibilidad real de poder seguir desarrollando su trabajo a partir de un medio en plena expansión», apunta Verdera. Una vez creada la volumetría de sus piezas en la pantalla, Mario de Ayguavives procede a recubrirlas de una textura muy especial: piel humana. Para el escultor, la elección de este material «cotidiano y cálido», tal y como él mismo lo define, se debe a que la tecnología le permite trabajar con él, cuando en la realidad esto sería imposible.
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