La queja de gran parte de los sindicatos y patronales de Baleares es la misma: faltan trabajadores. Desde peones de construcción, pasando por dependientes, profesores, policías y sanitarios, la escasez de personal incrementa las listas de espera de operaciones, pone en peligro la apertura de establecimientos y empobrece el sistema educativo. El origen de fondo de la problemática también es compartido entre las asociaciones: «Los precios prohibitivos de la vida en las Islas», sentencia César Amable, presidente de PIMEM Restauración.
La reinvención profesional por la que muchos se decantaron tras la pandemia, en busca de mejores condiciones laborales o una mayor realización personal, sumada a la rápida reactivación económica y el incremento de precios de los últimos años ha agravado la problemática. «Faltan profesionales cualificados y no cualificados, sobre todo en el sector servicios (alojamientos, restaurantes, dependientes en comercios), pero también en el industrial y en la agricultura y la pesca», explica Jordi Mora, presidente de la asociación de pequeñas y medianas empresas de Mallorca. «Esto ya pasaba en Ibiza hace diez años, pero no pensábamos que llegase a Mallorca. El problema estructural de la inaccesibilidad a la vivienda, sumada al liderazgo balear en fracaso escolar imposibilitan que las empresas puedan acabar de establecer una plantilla y cualquier baja es un drama», aclara.
Hostelería: pocos camareros y muchos titulados en Turismo
«La cuestión no es el tipo de perfil profesional que nos falte, es que nos falta de todo», resume César Amable, presidente de PIMEM Restauración. Muchos establecimientos de las Islas cada año afrontan una mayor dificultad para encontrar trabajadores, hasta el punto de que algunos no llegan a abrir sus puertas por falta de personal. Le ocurrió al mismo presidente de la patronal de restauradores de Mallorca el año pasado. «En invierno se necesitan aproximadamente entre 10.000 y 15.000 camareros y cocineros en la Isla, pero en verano aumentamos la demanda a 100.000. Antes venían trabajadores de la Península a hacer la temporada, pero muchos ya no vienen porque no les sale rentable por los precios prohibitivos de Mallorca, se les va el sueldo entre la vivienda y la cesta de la compra», explica Amable y remarca: «Como no hagamos nada al respecto, mataremos la gallina de los huevos de oro».
También 'a la caza' de trabajadores están las empresas baleares dedicadas al sector industrial (constructoras, fábricas...). Ante la escasez de mano de obra, se 'roban' mutuamente albañiles, electricistas, instaladores, carpinteros y técnicos con cualificación superior, con ofertas laborales con condiciones muy competitivas. Jordi Mora lamenta que «la mejora de salarios y convenios colectivos no consigue paliar el encarecimiento del coste de vida en la Isla», motivo por el que este verano está siendo especialmente difícil, entre otros profesionales, encontrar técnicos para reparar o instalar aires acondicionados o ventiladores.
Sanidad: «Hay un déficit de 800 médicos en Baleares»
El sanitario es uno de los perfiles académicos con más inserción laboral. La UIB ofrece para el próximo curso 69 plazas de Medicina y 155 de Enfermería de nuevo ingreso. Los sindicatos de enfermeras y médicos reconocen la calidad de los estudios, pero lo que provoca la escasez dramática de profesionales de la sanidad en las Islas es la llamada fuga de sanitarios. cada año salen del país 10.000 médicos «perfectamente formados», en busca de mejores condiciones de países europeos; un problema que se agudiza en Baleares: «El alto precio de la vida en las Islas lleva a que los profesionales vayan a otros destinos, más rentables con el mismo salario, lo que nos lleva a la situación que tenemos: faltan 800 médicos en toda la Comunidad. Es una escasez de profesionales generalizada en toda la sanidad, pero acentuada en algunas especialidades y localidades», explican desde el sindicato médico de Baleares Simebal. En el servicio de oncología pediátrica de Ibiza, por ejemplo, donde tendría que haber cinco oncólogos, solo hay uno; en Manacor, la falta de anestesistas pone en peligro las operaciones programadas. El sindicato ya ha expuesto la problemática al nuevo Govern, así como su principal exigencia: aumentar el presupuesto para mejorar las condiciones de los sanitarios y conseguir captar y fidelizar a los profesionales.
Educación: interinidad y falta de convocatorias
En el sector educativo, las quejas sindicales se centran en la sobrecarga laboral, los escasos salaroos, la falta de convocatoria de oposiciones en la educación pública y la consiguiente interinidad del profesorado. Los profesores de la privada organizaron paros a finales de junio para pedir mejoras salariales. Isa Juan Fuster, maestra de una escoleta privada, explicaba entonces en Ultima Hora: «Con el sueldo que cobro en la escoleta no puedo independizarme». La precariedad de la educación privada ha sido siempre similar, por lo general, aunque les subieron un poco el salario que ahora, con la inflación, se ha devaluado. El Gobierno estaba negociando con la patronal estatal una subida, pero se vio paralizada con las elecciones. En el ámbito regional, el anterior Govern firmó en marzo de este año un nuevo convenio educativo para mejorar las condiciones de los docentes y tratar de atraer los perfiles profesionales que falten.
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