Todavía no ha ni terminado el mes de julio y en Balears ya se han notificado casi cuatro veces más intoxicaciones alimentarias que en todo el año pasado. El departamento de Seguridad Alimentaria de Salut Pública lleva registrados 10 brotes con cerca de 170 personas afectadas, cuyo origen se ha producido en restaurantes, cafeterías, hoteles y en una ocasión, en una carnicería.
Por comparar, en todo el año pasado, se notificaron 11 brotes con 45 personas afectadas. Es decir, en lo que llevamos de 2023 casi se han cuatriplicado los registros del ejercicio anterior.
Las intoxicaciones alimentarias «siempre son por problemas relacionados con la higiene», explica Margalida Buades, jefa del servicio de Seguridad Alimentaria, quien además incide en que «nuestra restauración colectiva tiene un problema gordo porque son muchos y están muy poco profesionalizados», lamenta. Buades tilda la restauración de Balears de un «sector refugio», por lo que el nivel de cultura de la seguridad alimentaria al que obligan los reglamentos «es bajo».
Desde Salut Pública observan grandes incumplimientos en esta materia, «no lo sabemos hacer bien, y no se hace bien», añade la experta que, a su vez, reconoce que «se suma una plantilla de inspectores muy escasa».
La Conselleria de Salut tiene entre 30 y 33 personas que deben inspeccionar unos 21.000 establecimientos (no sólo restaurantes, también supermercados, fábricas, comercios donde se trabaja con plásticos, frutas...) La proporción da para revisar uno cada cuatro o cinco años, cuando según la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) se debería hacer cada 18 meses y el estándar europeo es de entre 12-18. «Hay mucha gente dedicada a esto con un gran desconocimiento, y poca gente vigilando, es una mezcla explosiva», critica Buades.
La responsable autonómica de Seguridad Alimentaria explica que un importante indicador de que el sistema no va bien es que la administración responsable tiene más actividad sobrevenida (denuncias, brotes y sus seguimientos) que la planificada, de vigilancia ordinaria.
El repunte de este año, además, podría deberse «al hecho de tener los alimentos a temperatura ambiente, o que hace más calor también a que hay más clientes y, si la cocina va sobrepasada, puede darse una contanimación cruzada», explica la experta. De los diez brotes notificados este año, tres de ellos han sido confirmados como salmonela.
Por último, esta especialista lamenta que en muchas ocasiones cuando se le notifican las irregularidades a un establecimiento y, tras los años, se vuelve a inspeccionar, «la cosa sigue igual». Así pues, «hay más intoxicaciones de las que nos gustaría», indica Buades desde Salut Pública, quien se confiesa pesimista «porque las cosas no mejoran en una comunidad delicada como la nuestra».
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