El suceso tuvo lugar la mañana del 27 de junio de 2018. La procesada, española de 62 años, acudió a su taller artesanal con el menor, que ese día estaba a su cargo. En el exterior de las instalaciones se encontraba el perro, mezcla de labrador y husky, atado con una cuerda de tres metros. La acusada decidió ausentarse unos minutos y avisó a su socio de que el menor estaba en un despacho con el ordenador. El muchacho decidió salir y fue atacado brutalmente por el perro.
La magistrada sostiene en la sentencia, a la que ha tenido acceso Ultima Hora, que esa imprudencia no resulta «acorde con la pasividad y falta de previsión propia de la culpa o neglicencia», apunta. Asimismo la jueza destaca que el perro «no estaba catalogado como de una especie potencialmente peligrosa». Durante la vista, celebrada meses atrás en un juzgado de lo Penal de Vía Alemania, la ahora absuelta explicó que el can nunca se había mostrado agresivo y que lo adoptó porque le habían robado un par de veces y la policía se lo recomendó para disuadir a los ladrones. Un veterinario de Son Reus desmintió a la acusada y explicó a la jueza que se avisó verbalmente de que el perro había atacado a otro niño y fue entregado por su antiguo dueño por ese motivo. Sobre esto la juzgadora apunta que no considera «acreditada la información verbal». Fue la exnuera de la procesada quien interpuso la denuncia en el cuartel de la Guardia Civil de Inca dos días después del suceso.
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