El resultado es que 2022 fue un año de récord, se mire cómo se mire: récord de ingresos, récord en la compra por parte de extranjeros y récord en el precio medio de las operaciones realizadas. Si se mira con detenimiento este último aspecto, se aprecia el imparable recalentamiento del sector. El valor medio de las operaciones realizadas fue el año pasado de 402.624 euros por compra; 10 años antes, la cifra era de 206.003 euros.
El precio medio
El precio medio de las operaciones se ha doblado en solo 10 años, pero en este apartado es preciso tener en cuenta que las grandes operaciones inmobiliarias que se realizan en las Islas, con compras por cifras millonarias por parte de extranjeros, distorsionan por elevación la media global. Donde no se ha alcanzado aún el récord es en el número de compraventas realizadas. Fueron 18.738, la mayor parte de ellas de segunda mano. Es el doble de las 9.000 que se vendieron en el año 2012, en la fase más profunda de la crisis del ladrillo, pero aún se está lejos de las 25.826 operaciones que se hicieron en el año 2006, justo antes de que todo el negocio se viniera abajo.
Las noticias sobre vivienda no paran de llenar los medios de comunicación ante la emergencia que existe en estos momentos en la Comunitat para poder comprar un piso o acceder a un alquiler. Una de las cuestiones que aseguran promotores y constructores es que se construye poca vivienda y la que se hace es de precio muy elevado y a ella no pueden acceder los ciudadanos medios.
Al menos en este segundo aspecto, las cifras le da la razón: el valor de las operaciones de obra nueva que se hicieron en las islas fue de 1.003 millones, una parte muy minoritaria de esos 7.544 millones de euros que movió todo el sector. Además, el precio medio de las operaciones de obra nueva fue de 512.627 euros, muy por encima de la media global que indica el Ministerio.
La previsiones para el año en curso es que pueda producirse un enfriamiento de la actividad, como se ha detectado en el cuarto trimestre. Una de las razones que llevan a esta ralentización está en el aumento de los tipos de interés, que eleva el precio de la vivienda en su parte fiscal y provoca una contención de la demanda.
A pesar del aumento desorbitado del negocio de la vivienda en una década, la realidad es que en los dos últimos trimestres se ha ido viendo una ligera caída en el volumen de las compraventas. Según los datos oficiales del Ministerio, en el tercer trimestre el volumen de las operaciones cayó un 2,53 % y la caída fue especialmente acusada en el último trimestre del año, con un desplome del 19,96 % con respecto al año anterior. Esta caída del negocio implicó que el número de operaciones se hundiera un 22 % durante el año 2022, una cifra tan acusada que no se había visto desde los años de la crisis inmobiliaria en las Islas.
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