Climent Tortella, del Sindicat d'Habitatge de Palma. | Jaume Morey

Climent Tortella es uno de los miembros del Sindicat de l'Habitatge de Palma (SHP), que este sábado se presentará oficialmente en la Plaza Quadrado de Palma. Los miembros del SHP surgen de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca en Mallorca (PAH) o Stop Desnonaments y quieren frenar los problemas para conseguir un techo.

¿Por qué han creado el Sindicat de l'Habitatge de Palma?
—Hay que luchar por la vivienda, es un frente donde todo el mundo tiene problemas. Tengo dos trabajos y no puedo pagarme un alquiler. Veo la cantidad de jóvenes que están en mi lugar que no pueden emanciparse. La lucha por el acceso a la vivienda es un conflicto que afecta a toda la clase trabajadora y tenemos que velar por nuestros intereses o nuestra clase no podrá acceder a la vivienda.

¿Es necesario la unión para acceder a una vivienda digna?
—Nos encontramos con los precios de los alquileres y los trucos inmobiliarios hacen que de manera individual no puedas luchar. El objetivo es vivir dignamente. En el SHP tenemos universitarios que viven con sus padres o en pisos compartidos. Y madres que tienen problemas para pagar el alquiler o están okupando pisos de grandes propietarios, ya sean fondos buitre o entidades bancarias.

¿Las instituciones no están luchando por lo mismo?
—La Oficina de Antidesnonaments lleva ocho años en marcha pero es una herramienta burocrática que a lo máximo que puede aspirar es a hacer informes de vulnerabilidad pero no tiene capacidad de evitar los desahucios. Las instituciones públicas no podrán resolver este estado burgués donde hay por delante un derecho a la propiedad privada frente al derecho al acceso a la vivienda.

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Los alquileres alcanzan los 1.200 euros en Palma.
—Los propietarios están haciendo valer sus intereses de clase. Cuando tu sustento de vida es el alquiler de una propiedad, quieres aprovecharte de la situación, del desconocimiento y del desamparo del inquilino para aumentar los precios. Estamos en una dinámica que quiere sacar el máximo provecho subiendo precios. Si no puede pagar el trabajador de aquí, pues lo hará un extranjero que viene a pasar unos días.

Esta situación hace que algunos se planteen irse de la Isla.
—Es más fácil salir de Mallorca por el aumento de los precios que quedarse. Hay que pedir explicaciones a las instituciones, buscar leyes que intenten parar este éxodo de personas de Mallorca. El Ajuntament de Palma intentó regular el alquiler turístico pero la medida no ha sido efectiva.

¿Hay un nuevo orden social según la propiedad de la vivienda?

—Hay un proceso de proletarización. A las clases medias nos han vendido que tendríamos unos beneficios como la educación y la sanidad publicas pero ya no hay buenas condiciones. En cambio, hay una nueva clase media que son propietarios que han aumentado su poder extrayendo más dinero de los trabajadores. Cada vez hay más gente viviendo en peores condiciones. Como jóvenes con varios trabajos que no pueden pagar el alquiler o una madre que tiene que trabajar mientras no puede cuidar de sus hijos. Tenemos casos en el Sindicat de gente a la que les han echado de sus casas y las instituciones no les dan solución, por lo que tienen que vivir hacinados con otras familias.

¿Nos falta autocrítica?
—Muchas veces los mismos mallorquines que venden sus propiedades al mejor postor se hacen defensores de lo mallorquín. Y lo están destruyendo porque los mallorqunies ya no podemos vivir aquí para que vengan ricos a este mundo idílico. Los propietarios tienen esta doble cara.