Se trata de un varón de nacionalidad española vecino de Manacor, que cuando realizó aquella confesión tenía 52 años. El hombre, un jueves, llamó a la Comandancia de la Guardia Civil, en la palmesana calle de Manuel Azaña, y de forma muy misteriosa explicó que tenía «información clave» del caso de Malén.
Los agentes hablaron largo y tendido con él y finalmente señaló que la menor estaba «en un pozo, en un campo de golf» en un lugar próximo a donde fue vista por última vez, entre Magaluf y Son Ferrer. Sin embargo, se mostró reacio a facilitar más información de la estrictamente necesaria hasta que no cobrara una recompensa que se había ofrecido de forma pública, y que ascendía a 10.000 euros.
Inmediatamente, con los datos facilitados por el individuo, se montó un operativo de búsqueda en el que participó la Policía Judicial, patrullas de Calvià y los submarinistas del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS). El pozo que había señalado y todos los alrededores fueron peinados, sin resultado alguno, durante horas. Tenía cierto conocimiento de la zona, y los puntos que había señalado existían, pero no se encontró ni rastro de la menor desaparecida.
Días después, los agentes volvieron a contactar con él y en esa ocasión, ya con sospechas, le presionaron porque pensaban que estaba mintiendo. El hombre, al final, acabó hundiéndose y reconoció que se había inventado todo el relato porque quería cobrar la recompensa. Y se justificó: «Es que estoy en el paro y necesito dinero».
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Periódico de Ibiza y Formentera
De momento no hay comentarios.