A su modo de ver, «uno de los problemas más importantes de lo que pasa en China es la opacidad del gobierno de Pekín sobre la situación real (muertos, contagiados, ingresados, efectividad de las vacunas, etc.), que no ayuda a disipar estas dudas». Sin embargo, March ha destacado que «el Centro Europeo de Prevención y Control de Enfermedades ha valorado en uno de sus informes semanales sobre infecciones que no se espera que el actual aumento de casos en China tenga ningún impacto significativo sobre la situación epidemiológica de la COVID-19 en la Unión Europea. Se dice que las variantes de China son las mismas que hay en Europa».
En este sentido, ha precisado que «todas las variantes notificadas por China en las últimas semanas ( las mayoritarias son BF.7, BA.5.2 o BQ.1) han circulado antes en otros países sin efectos catastróficos. Si cualquiera de ellas tiene la oportunidad de salir del citado país asiático, se encontrará con variantes más competentes que le impedirán extenderse. Por ello, podrán causar algunos contagios, pero probablemente se acabarán extinguiendo, ya que todas forman parte de la gran familia de variantes de ómicron, que se caracterizan por una alta capacidad de contagio y una baja capacidad de causar complicaciones graves en personas bien inmunizadas».
Nuevas variantes
March ha argumentado que «cuanto más circula un virus, más oportunidades tiene de generar nuevas mutaciones y crear nuevas variantes, y alguna de ellas pueda escapar a la acción de las vacunas. Es inevitable que el gran número de contagios que hay ahora en China origine nuevas variantes, igual que ha ocurrido en estos años -sobre todo en el último año- donde han aparecido muchos descendientes de ómicron». Sin embargo, ha precisado que «la gran mayoría de estas variantes se van extinguiendo poco después de aparecer, ya que no pueden competir con otras cepas del virus». Sin embargo, ha advertido que «unas pocas de estas variantes o sublinajes podrán tener mutaciones que les podrá permitir mantenerse. Y de éstas puede haber peligro».
En en caso concreto de China, ha explicado que «para que una variante surgida allí se mantenga, necesita adquirir mutaciones que la ayuden a propagarse en la población. Pero estas mutaciones no tienen por qué beneficiarla en poblaciones que tengan un nivel de inmunidad diferente». El citado especialista ha lamentado que «el mundo ha bajado la guardia ante la COVID-19, mientras ha aparecido la última forma dominante del virus (XBB.1.5), que deja claro que lo estamos haciendo es permitir que el virus encuentre nuevas formas de dañarnos».
Lo más preocupante de China
March reconoce que «lo que más me preocupa de China y sus variantes es que la nueva cepa dominante actual en el mundo muestra que el virus siempre está evolucionando para propagarse más rápidamente e infectarnos de manera más eficiente. Eso debería servir como una llamada de atención para que el país reinvierta en nuevas vacunas, tratamientos y monitorización de pandemias». En este punto, ha incidido en que «el problema es el gran número de contagios y de muertes». Por ello, pone de manifiesto la necesidad de «un control de las llegadas a España, no solo las directas de vuelos, sino también las indirectas; éstas no se están haciendo. Además, no deberían dejar entrar a las personas que tienen las vacunas menos efectivas».
El especialista en Salud Pública ha recordado que «la cepa XBB es la primera variante recombinante de rápida propagación, lo que significa que es una fusión de dos linajes de omicrones. Su versión original provocó una ola de contagios en Singapur. Luego agregó dos mutaciones críticas para convertirse en XBB.1.5, que se detectó por primera vez en Nueva York. Estas dos mutaciones mantienen el alto nivel de escape inmunológico de XBB, al tiempo que agregan más ventajas de infectividad, lo que le da al virus una mejor capacidad para unirse a los receptores que lo introducen en nuestras células. La variante identificada se ha vuelto rápidamente dominante en todo el noreste de EEUU y está destinada a hacerlo en todo el país americano en las próximas semanas», ha manifestado.
Aunque «no hay indicios de que XBB.1.5 sea más patógeno o virulento, su capacidad de propagación parece sorprendente, dada la rapidez con la que alcanzó el dominio en Nueva York y los estados contiguos. La XBB.1.5 ahora comprende mucho más del 75 % de las infecciones en Nueva York, Connecticut, Nueva Jersey y Massachusetts. Las hospitalizaciones han aumentado entre las personas mayores a niveles que solo superó la primera ola de omicrones.
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