La Guardia Civil encontró en su domicilio, en el propio cuartel de Inca, discos duros con más de 49.000 archivos de contenido pedófilo. Los hechos por los que será juzgado próximamente en la Audiencia Provincial de Palma se remontan al mes de septiembre de 2020. La Fiscalía sostiene en su escrito que el procesado contactó a través de la aplicación Romeo, de citas gais, trans y bisexuales, con un adolescente de 15 años. Empezaron a hablar a través de la app y después chateaban por WhatsApp.
El agente, a pesar de saber que el chico tenía 15 años, mantuvo conversaciones con él desde septiembre hasta diciembre. En esos mensajes acordaron una cita para tener relaciones a cambio de un iPhone. El primer encuentro, según la versión del Ministerio Fiscal, se produjo en fecha indeterminada de diciembre en la estación de tren de Inca.
Posteriormente, el guardia civil recogió al menor en un coche Mazda de color negro y se dirigió al Puig de Santa Magdalena, donde mantuvo relaciones sexuales con él y a cambio le entregó 80 euros. El encausado le dijo que si quería el teléfono tendrían que tener nuevos encuentros, a lo que el menor se negó. El agente, finalmente, le regaló el móvil el 11 de enero de 2021 y zanjaron los contactos.
Detención
La víctima, tras haberse constatado la situación de desprotección en la que se encontraba, ingresó en un centro de menores el 10 de febrero de 2021. El guardia civil fue detenido a raíz de estos hechos en abril de ese año y el Juzgado de Instrucción número 3 de Inca le dejó en libertad con la obligación de comparecer cada 15 días en sede judicial. También le retiró el pasaporte y le prohibió salir de España.
La Policía Judicial de la Guardia Civil, que se hizo cargo de la investigación, descubrió que el acusado habría abusado de otro menor. Según el relato de la Fiscalía, entre junio de 2020 y hasta abril de 2021, contactó a través de la misma aplicación con un adolescente de 17 años. El hombre sabía que la víctima padecía dislexia, TDAH y un 23 por ciento de discapacidad mental, indica la acusación pública, y aprovechó su condición de guardia civil para persuadirle y pedirle fotografías y vídeos íntimos. Durante los dos encuentros que mantuvieron, el agente le hizo fotografías y vídeos en actitudes sexuales.
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