La tesis doctoral de Maria Isabel Salas Sánchez, defendida en la UIB, destaca que la intervención en el patio de los centros educativos puede ayudar a mejorar aspectos relacionados con la salud, las habilidades sociales y el rendimiento académico. El patio es, según la investigadora, un tiempo que puede contribuir a desarrollar competencias que persigue la educación del siglo XXI como la igualdad, la colaboración y la comunicación. Así, ha realizado una revisión de artículos relacionados con las intervenciones durante el tiempo del patio en los centros educativos de diferentes países.
La tesis recalca la necesidad de tener instrumentos que ayuden a los centros a poder obtener información sobre lo que sucede en el tiempo de patio. Entre estas herramientas hay cuestionarios validados para conocer de forma objetiva, fiable y precisa cómo el alumnado vive el recreo. La investigadora apunta que los patios de los centros escolares son un excelente recurso para aumentar el tiempo de actividad física. Es necesario, según la tesis, sumar este tiempo al de la Educación Física para así mejorar la salud y luchar contra la inactividad que se genera en el horario lectivo en una jornada escolar y, en muchos casos, también fuera.
En este sentido, la mayoría de estudios analizados sugiere que una mayor actividad física durante el esparcimiento puede provocar cambios positivos en el bienestar y en las interacciones sociales de los alumnos. Existen también amplias evidencias de la incidencia directa de la actividad física en el rendimiento académico y en la mejora de la atención. Así, la investigación señala que el tiempo de esparcimiento ayuda a liberar energía, especialmente en el alumnado más inquieto y, a la vez, tiene efectos positivos sobre las funciones ejecutivas, por lo que se convierte en aliado del aprendizaje.
Por otra parte, la tesis recalca que el patio es el espacio donde existen más oportunidades de relación e interacción interpersonales, se establece la selección libre de compañeros y es donde se generan la mayoría de relaciones espontáneas. Por tanto, la investigadora defiende que un patio bien estructurado y organizado puede ayudar a mejorar la convivencia, resolver conflictos y practicar las habilidades sociales.
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