Las redes de inmigración también suben precios. El viaje en patera desde Argelia a Baleares ha multiplicado su precio en los últimos meses y los migrantes pagan ahora hasta 3.000 euros por la travesía, cuando el coste antes se situaba en torno a los 1.200. Así lo ha manifestado este viernes en la Audiencia Provincial un inspector jefe de grupo de la Unidad contra las redes de inmigración ilegal y falsedades documentales (UCRIF) de la Policía Nacional en el juicio contra un hombre de 39 años acusado de ser el patrón de una patera interceptada en Cabrera el pasado mes de junio con 17 migrantes a bordo.
El inspector fue el responsable, junto a su grupo, de interrogar a los pasajeros de la patera. Uno de ellos identificó al patrón y declaró contra él como testigo protegido. Esta mañana se reprodujo la grabación de la declaración que hizo ante la juez de Instrucción como prueba preconstituida. Relató que, en su caso, el precio del trayecto fue de 1.500 euros que no llegó a pagar y le quedaba esa deuda. También contó que el pasaje eran jóvenes, todos ellos de dos barrios de Argel y que, durante las más de 20 horas que duró el trayecto solo les dieron algunos dátiles, galletas y yogur. Además, detalló que iban justos de combustible e identifica al acusado como el que llevaba el timón: «Fue el único que no pagó por el viaje».
Otro de los pasajeros de esa patera también es sospechoso porque llevaba un GPS y fue guiando el trayecto, según el testigo protegido. Sin embargo, se marchó antes de ser detenido, según el inspector por «las prisas que impone la Delegación del Gobierno».
La Fiscalía reclama una condena de cinco años de cárcel para el pasajero y pone énfasis en el riesgo que supone el trayecto. De hecho, el inspector de la UCRIF aportó varias informaciones de medios argelinos sobre hallazgos de cadáveres cerca de la costa. El responsable de la unidad del Servicio Marítimo de la Guardia Civil que acudió al rescate de esa embarcación desde Cabrera, explicó que, cuando llegaron a la altura de la embarcación, todos los migrantes se fueron a proa para ocultar la identidad del patrón. Ese mismo día tuvieron que atender la llegada de otras cuatro pateras, todas ellas en la misma zona.
El acusado, por su parte, negó ser él el patrón. «Soy una víctima», dijo. Insiste en que pagó 3.000 euros para hacer el viaje. Su defensa cuestiona la declaración del testigo protegido por los posibles beneficios que puede obtener: regularizar su situación en España. La Fiscalía insiste en que esa opción solo se contempla cuando se trata de una colaboración «suficiente».
La Fiscalía y la Policía Nacional han intensificado en los últimos meses la persecución a los patrones de pateras. Desde julio se han producido media docena de juicios, señalados apenas un mes después de la llegada de las embarcaciones. Los resultados han sido muy diversos: desde absoluciones a condenas de cuatro años de prisión por conformidad. El principal problema es la prueba de quién es realmente el patrón de la embarcación y acreditar el riesgo extremo que supone la travesía desde Argelia en una embarcación precaria, una condición imprescindible para poder incrementar las condenas penales más allá de los cuatro años.
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