Cola en una sede de Càritas.

En Baleares, más de 14.500 personas tenían derecho a solicitar el Bono Social Térmico 2020, una ayuda económica que se abona anualmente y en un único pago para compensar el coste de la luz, agua y calefacción. El plazo finalizó el pasado 12 de agosto y en total 9.649 familias recibirán esta ayuda, que oscilará entre los 82,92 euros y los 206,18 euros. Solamente aquellas personas que ya eran beneficiarias del Bono Social Eléctrico desde el 31 de diciembre del año 2020 han podido pedir el Bono Social Térmico. Esto significa que otro tipo de perfiles se quedan por el camino a pesar de demostrar un elevado grado de vulnerabilidad y pobreza.

Así lo viven las entidades que se encargan de informar acerca de este tipo de ayudas para paliar el coste de la electricidad. Y es que una de las complicaciones por las que una persona deja de ser susceptible tanto al bono eléctrico como al térmico es que no consigue el empadronamiento en el piso en el que vive o que el contador de luz no esté a su nombre. Càritas es una de las cuatro entidades de Balears que reciben una partida de Afers Socials en la línea de pobreza energética para familias que no pueden asumir facturas de luz y gas. Tratan con muchas familias con estos problemas de alquiler. «Como entidad, nuestro trabajo es conocer a la persona, le hacemos un estudio socioeconómico y le facilitamos la información. Luego, es la Administración quien interviene», explica Marga Cortés, del área de asesoramiento jurídico.

Perfiles

La realidad que viven en Càritas es la de atender a familias «que nunca antes habían acudido», que trabajan o reciben una ayuda del Estado pero «que tienen más gastos que ingresos». Cortés critica que incluso «ya la electricidad, sumado al alquiler, supera a un salario mínimo interprofesiona». Este sería el perfil que más preponderante, seguido de las personas en situación irregular que por su situación y la dificultad que tienen para tener un contrato de alquiler «quedan excluídas de determinados derechos. En el último año hemos tenido un aumento considerable de personas extranjeras. Canalizamos que vienen con una complejidad porque no están documentadas», explica la asesora. Desde 2021 y hasta ahora, Càritas ha beneficiado a 491 personas –443 familias– con la ayuda de pobreza energética. Llevan gastados, así, 44.720 euros y reconoce Cortés que el aumento reciente de la luz «se ha notado mucho en los importes de la factura».