Sin embargo, aunque la reducción del gasto en combustible para las aerolíneas será evidente (éste supone entre el 25 y el 30 por ciento de los costes de una compañía aéreas) y también se les abaratarán los servicios de navegación aérea, desde la ALA se deja claro que «no podemos avanzar que el cielo único vaya a suponer la bajada de precios de los billetes de avión». Herrero recuerda que «este concepto del cielo único va más ligado al objetivo de ganar eficiencia desde la perspectiva de la sostenibilidad, pues permitirá realizar vuelos más directos y, por tanto, más cortos, no tanto en zig zag como ocurre ahora».
Explica que el cielo único «nació en 1999 con el objetivo reformar la gestión del tráfico aéreo para dotarla de mayor eficiencia y afrontar un crecimiento del tráfico aéreo en condiciones más seguras, eficientes y respetuosas con el medio ambiente, emulando al sistema de tráfico de EEUU». Un objetivo claro era dar respuesta a los retrasos en la navegación aérea, que habían llegado a su punto más alto a finales de los noventa.
El sistema norteamericano, destaca Herrera, «gestiona con un único proveedor de navegación aérea y, prácticamente la misma extensión de espacio aéreo que el de Europa, un 47 % más de vuelos que el europeo, que cuenta con 37 proveedores de servicios de navegación aérea y triplica el número de centros control (62), además de contar con un 32 % más de controladores aéreos y un 43 % más de personal». La ALA es la asociación de referencia del sector aéreo en España y aglutina el 85 % del tráfico aéreo. En concreto, está integrada por 60 compañías aéreas, nacionales e internacionales.
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