Luis García Langa, director de Corredordefondos.com, sostiene que la mayoría de las consecuencias de la inflación para los ciudadanos son «brutales». «La inflación provoca una pérdida de poder adquisitivo cada vez mayor a medida que pasa el tiempo».
Langa precisa que realmente no es una novedad, pero advierte que ahora es más exagerado. «Normalmente la rentabilidad de activos sin riesgo, véase los depósitos bancarios, suele ir ligada a la inflación. Si la inflación es un 2 % el depósito te rendirá algo más o menos, pero nunca mucho más, ya que no tendría sentido para el banco».
En este punto precisa que «sólo ha habido una excepción: en plena crisis financiera la banca necesitaba recapitalizarse y ofrecía mucha rentabilidad hasta que el BCE, debido al riesgo de esta operativa, la vetó».
Langa destaca que «actualmente es más exagerado porque el banco no paga rentabilidad por los ahorros y realmente debería cobrar tal como están los intereses, pero el coste de vida está subiendo a ritmos no vistos en muchos años. Por lo tanto, el ahorro se deprecia.
Para poder dar una idea de las dimensiones, lanza la siguiente pregunta ¿qué se puede comprar con 1.000 euros hoy y qué se podrá comprar de aquí a 20 años?
¿Cuánto dinero se puede perder o dejar de ganar por la inflación?
Por ejemplo, 1.000 euros a un 2 % de inflación serían equivalentes a 1.104,08 a 5 años, por tanto, los ciudadanos contarían con 104,08 euros menos. En 10 años serían 1.218,99 euros, es decir, la pérdida de poder adquisitivo sería de 218,99 euros. Mientras que en 20 años serían 1.485,95; 485,95 euros menos.
¿Qué alternativas existen en lugar de dejar el dinero en una cuenta bancaria?
El director de Corredordefondos.com asegura que hay muchas alternativas para que la inflación no se coma el dinero de los ciudadanos, pero señala que «deben ir en función del horizonte temporal y del riesgo que quiera asumir cada ahorrador, que se convertirá en inversor. Ese riesgo irá aumentando a medida que adquiera más cultura de la inversión».
En este punto, explica que «quien necesite el dinero a corto plazo, 1-2 años, mejor que no haga nada o que invierta solo una parte muy pequeña, ya que las alternativas a ese plazo, desgraciadamente son cero o negativas».
Sin embargo, asegura que «a partir de esa fecha se abre un abanico enorme: carteras de fondos de inversión diversificados en función de riesgo (combinar renta fija, con alternativos, con long-shorts con renta variable, con materia prima, e incluso con fondos que inviertan en inmobiliaria) es la solución más efectiva».
Langa puntualiza que «siempre hablamos de fondos de inversión de calidad y amoldar el riesgo al plazo. Hacer una cartera muy diversificada que busquen un 5-6 % anual a un plazo de hasta 5 años es muy posible; si son plazos más altos podemos sobreponderar en renta variable y buscar rentabilidades algo más altas».
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