Si bien la mayor parte de los jóvenes son capaces de hacer un análisis crítico de la realidad, este juego cala de forma especial entre los menores de entre 12 y 16 años que han vivido historias traumáticas en el colegio o en su hogar, advierte en un comunicado.
También en personas que hayan tenido con anterioridad ideas suicidas, y en chicos con un perfil de búsqueda de sensaciones, a quienes con frecuencia les cuesta calcular el riesgo y las consecuencias, por lo que terminan poniéndose en peligro.
Los psicólogos aconsejan aumentar la labor formativa e informativa sobre los peligros de la socialización a través de las redes sociales y favorecer que los contactos que tienen los jóvenes en el mundo virtual sean también parte de su vida real.
Además, recomienda a los progenitores como al colectivo docente prestar atención a señales, como cortes en antebrazos, aumento del tiempo y frecuencia de conexiones a internet para acceder a juegos en red y disminución de las actividades de ocio sociales, curiosidad repentina por temas relacionados con la muerte.
También interés por quienes expresan apatía por seguir viviendo o no encuentran significado a la vida, comportamientos más retraídos de lo habitual, cambios de humor y de estado de ánimo, en los hábitos (de alimentación, de actividades, alteración del sueño), en las conductas habituales, desinterés, aislamiento, consumo de sustancias y similares.
Los expertos definen «ballena azul» como una comunidad peligrosa basada en un macabro juego que se practica desde grupos creados en redes sociales, en el que se invita a los jugadores a superar una serie de pruebas cuyo final es terminar con su propia vida, explican los profesionales.
El llamado «curador» es el encargado de imponer los retos a la víctima y seguir su desarrollo hasta conseguir el desenlace mortal.
Al margen de este juego macabro, entre las causas que pueden empujar a los jóvenes al suicidio se encuentran dificultades de relación y comunicación en familia, problemas de imagen, baja autoestima, acoso escolar, maltrato o violencia, entre otros.
La autolesión es una forma de expresión para el adolescente, que a menudo no entiende ni sabe qué hacer con su malestar emocional; por ello es importante la educación afectiva con espacios para exteriorizar lo que sienten, destacan los psicólogos.
El colegio profesional considera necesaria la implicación de la familia, profesionales e instituciones para trabajar en la prevención y detección de posibles casos de jóvenes y adolescentes que atraviesan un momento emocional complicado o que, sin aparentemente tener problemas, puedan sentirse atraídos y dispuestos a participar sin ser conscientes del peligro digital que generan este tipo de juegos.
La detección de estos casos es fundamental para ofrecerles la ayuda psicológica que precisen, añade.
Finalmente, recuerda la importancia de la figura del profesional de la psicología especializado en los centros educativos como observadores de todos los agentes implicados para promover un adecuado y saludable desarrollo de los jóvenes y adolescentes en su entorno escolar, familiar y en la comunidad.
2 comentarios
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A los psicólogos: muy bien. Pero medid bien vuestros comunicados que más bien parecen de colegio de secundaria.
Lo peor es darle publicidad y mostrarlo como algo peligroso que está de moda, contra más salga en los medios más tontos lo harán. Es lo que tiene el tonto cuando se agarra a una reja, si no la arranca hay la deja ....