Este lunes es el Día Internacional contra el cambio climático. | Pixabay

La temperatura del agua marina ha aumentado en 0,7 grados centígrados en los últimos 30 años en Baleares y se ha producido una progresiva salinización en las aguas medias y profundas, según recoge el informe 'Cambio climático en Baleares' que ha sido presentado este lunes por el Observatorio de Sostenibilidad.

Con motivo del Día Internacional contra el cambio climático, el Observatorio ha explicado que Baleares, entre los años 1990 y 2014, ha aumentado sus emisiones desde un factor 100 a un factor 134, por lo que la comunidad se sitúa en la séptima posición de autonomías en cuanto a incremento de emisiones, por detrás de Murcia, Canarias, Comunidad Valenciana, Madrid y Andalucía; mientras Europa ha disminuido sus emisiones de 100 a un factor 77.

De esta manera, las Islas representan el 2,5 por ciento del total de las emisiones del Estado y, en cuanto a emisiones por habitante, presenta un lugar intermedio, de 7,3 toneladas de CO2 equivalentes por habitante, lo que la sitúa en el 9º puesto sobre el total.

En cuanto a emisiones por PIB, Baleares presenta valores bajos, siendo un 13 del total de las autonomías, lo que indica que es una comunidad más baja en uso del carbono que otros territorios.

Además, el informe recoge que en las Islas se ha producido un incremento de las temperaturas de las aguas desde el año 1948 y que esto se ha acelerado especialmente desde 1971. El nivel del mar ha sufrido un ascenso de tres milímetros al año entre 1997 y 2007.

«OLLA QUE HIERVE HACIA DENTRO»

El estudio señala también que se ha detectado en las costas de todo el Mediterráneo especies de distribución tropical. De hecho, recoge que «el Mediterráneo, en verano, es como una olla que hierve de los bordes hacia dentro» y las brisas de profundidad entran hacia el interior cargadas de vapor de agua. En su camino, al enfriarse, el vapor de agua forma nubes, por lo que las nubes descargan al alcanzar montañas de interior y generan los clásicos episodios tormentosos de verano.

No obstante, el problema es que la reducción de la cubierta vegetal y de los humedales ha elevado progresivamente la altura en la que se forman las nubes para la descarga de las tormentas, hasta el extremo de que, en muchos casos, superan la altura de las montañas y no se llegan a producir estas precipitaciones.

Asimismo, indica que la década de los 90 supuso «un cambio de tendencia en muchas variables físicas atmosféricas y marinas» y, de esta manera, ha sido «excepcionalmente cálida, con un ritmo de variación de la temperatura y nivel del mar que parece haberse acelerado».

TEMPERATURA DEL AIRE

En este sentido, la temperatura del aire ha aumentado, en el promedio entre 1948 y 2007, con una intensificación de esta tendencia entre los años 1971 y 2007. Además, entre 1997 y 2005 hubo una disminución de la temperatura del aire de -0,063ºC al año, a consecuencia de los años especialmente fríos 2004 y 2005.

No obstante, al extender esta medidas hasta 2007 se observa una recuperación de los valores positivos de las anomalías de temperatura del aire, especialmente en el 2006, lo que produce una tendencia sobre el periodo 1997-2007 de -0,15ºC al año, no siendo significativo este enfriamiento.

El comportamiento de la temperatura superficial del agua es similar al del aire, aunque con ligeras diferencias. Entre 1948 y 2007 la temperatura del agua aumentó de forma significativa y durante el periodo 1971-2007 se produjo una aceleración de la tendencia.

Ante estos datos, uno de los autores del estudio, Fernando Prieto, ha lamentado que España no haya «hecho los deberes» en cuanto a reducción de emisiones en cambio climático y ha considerado que se debe apostar por una economía baja en carbono, basada en las renovables, además de empezar a adaptar todos sus sectores productivos al cambio climático.