El Atlético de Madrid prosiguió en el tercer puesto con una goleada cómoda, sin necesidad de exprimirse, con rotaciones en su once, con dos tantos del belga Yannick Carrasco y uno del brasileño Filipe Luis, con dos penaltis fallados por los locales y sin un solo tiro a portería del Osasuna (3-0).
La discusión por los puntos fue insustancial. Siempre hubo una sensación invariable. Serían del Atlético. La pregunta era el cómo y el cuándo. La respuesta la dio Carrasco en el minuto 29, la corroboró en el primer minuto del segundo tiempo y la culminó finalmente Filipe Luis, con su tercer gol en cinco choques. No fue más abultado porque Sirigu paró dos penaltis a Carrasco y Thomas.
Ya rumbo a Leicester, una prioridad para el Atlético, como apuntó la alineación. Entre los cuatro partidos precedentes en diez días, los que le quedan después y el transcendental duelo de Inglaterra, ya el martes, Simeone rotó en su equipo. A la sanción de Koke se unió el descanso de Griezmann, Gabi, Saúl y Savic, de los que sólo el montenegrino disputó algún minuto este sábado. Cinco cambios.
Un once transformado, sobre todo de medio campo hacia adelante, con José María Giménez ahí de nuevo, de medio centro, junto a Thomas Partey; con la vuelta de Nico Gaitán a la alineación titular cuatro partidos después, con Ángel Correa arriba con Fernando Torres, pero también un once competitivo para proseguir en la tercera posición.
Hoy por hoy, el Atlético es infinitamente superior al Osasuna, un rival con el descenso ya más que asumido, sin recursos reales para poner en un aprieto este sábado al bloque rojiblanco, que, mientras reponía fuerzas de hombres claves en su esquema para Leicester, ganó sin sobresaltos al colista de la Liga en cuanto se lo propuso.
Y sin vaciarse en exceso, casi como si fuera una inercia propia y previsible del encuentro. Al borde de la media hora, se confirmó de repente. No había pasado nada antes y en tres minutos pasó mucho, tres ocasiones del Atlético; la tercera, una jugada individual del belga Yannick Carrasco, fue gol, con un tiro raso ajustado al palo.
Un desborde muy al estilo del extremo, de esos en los que agarra el balón desde un costado, se va hacia el centro, recorta hacia afuera y lanza un derechazo raso junto al poste, imparable para Sirigu y para el Osasuna, superado antes y después de ese tanto, sin reacción, a merced de lo que propusiera el Atlético en su ataque.
Por ahí, antes del descanso, hubo un tiro desviado de Fernando Torres, mientras Giménez era el dueño del centro del campo. El uruguayo, readaptado por las circunstancias de las lesiones a esa posición en varios tramos de este 2017, tomó el mando de esa zona ante Osasuna como si llevara ahí toda la vida, con balón y sin él.
A su potente e indiscutible juego aéreo le sumó colocación, pase largo, concentración, manejo de los ritmos, alguna arrancada adelante, como la que remató mal por milímetros Ángel Correa, e incluso algún regate. Muchas de las cualidades que se le piden a un medio centro, con un matiz: una tarjeta amarilla en el minuto 25.
También fue protagonista Nico Gaitán. Primero por sus detalles, de indudable clase, y después por el magnífico centro, por potencia, rosca y dirección, que le puso en la cabeza a Carrasco para el 2-0 en el primer minuto del segundo tiempo. Un ejemplo de lo que es el centrocampista argentino; muchísimo más de lo mostrado hasta ahora.
Luego le dio otro a Torres, despejado por Sirigu, que después le hizo otra parada al delantero, en un partido completamente del Atlético, con el 3-0 de Filipe Luis, con dos penaltis fallados, uno por Carrasco y otro por Thomas, y con minutos para Tiago Mendes y Cerci, reaparecidos 26 y 24 encuentros después, respectivamente. El martes espera Leicester y la Liga de Campeones, el gran objetivo.
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