Nadal, entrenando. | Edgar Su

Tres año después, parece que volveremos a vivir unos Juegos como toca. Sin mascarillas (por ahora, miren lo que pasó en el Tour...), sin distancia de seguridad, sin cuarentenas, sin pruebas COVID... Le explicaba a los voluntarios del aeropuerto, los que validan las acreditaciones, que en Tokio estuvimos casi siete horas para recogerlas. En Orly no llegamos a cinco minutos. Ha vuelto la normalidad y con ella Rafael Nadal. Es tradición que la aparición del tenista de Manacor se convierta en un imán para el resto de deportistas y personal que circula dentro y fuera de la Villa. ¿Quién no se resiste a una foto con una de las grandes estrellas -y de las más asequibles- de París 2024? Eso sí, le ha salido competencia, aunque a Alcaraz le queda camino.

No son días para hacer turismo en París. Las zonas más conocidas y recorridas por los visitantes están cerradas, dentro de un duro protocolo que rodea al Sena días antes de la esperada ceremonia inaugural. Pero también han cansado a los residentes y hosteleros, que han visto alterado su día a día. Y algunos han optado por hacer las maletas. Si en Mallorca no llueve a gusto de todos al son de la masificación, los Juegos parece que tampoco contentan buena parte de los parisinos.

Consejos varios para los que se atrevan a venir por aquí. Tampoco me hagan mucho caso, pero se basan en la experiencia propia. Hagan más caso a Google Maps que a la aplicación del transporte público; ármense de paciencia y de agua, pero si tienen entrada, disfrútenlo. Muchos no pudieron hacerlo en Tokio y pese a la locura que se espera a partir del viernes, nunca sabes si volverás. Porque Los Ángeles y Brisbane quedan muy lejos. Y no sólo en el mapa...