Mo Dauda, con el balón, durante el partido contra el Algeciras. | Irene Arango

La imagen del domingo ante el Algeciras es probablemente la peor que ha dado la UDIbiza desde que abandonó la antigua Segunda B. Sí hubo partidos malos en Segunda División, pero en aquellos años los equipos eran superiores y ahora, al menos a priori, es la celeste la plantilla más potente.

El potencial económico y los nombres que se iban firmando en verano, hacían pensar que los ibicencos serían uno de los favoritos al ascenso directo, pero nada más lejos de la realidad. Los números hablan y los nombres, por sí solos, no meten goles. Tras 17 jornadas hay jugadores que estaban llamados a ser muy importantes y simplemente no están. Y a algunos ya la afición tampoco esperan ya que aparezca.

El resultado es el hastío de un aficionado que empieza a abandonar Can Misses. Ante el Algeciras se vivió la peor entrada de los últimos años. Fueron 1.889 según la cifra ofrecida el club, aunque la visual del campo daba la sensación de ser bastantes menos. Ese mismo hastío fue el que hizo que el partido acabase con pitos.

Pero regresando a los nombres, hay futbolistas que están muy lejos del rendimiento esperado y el que deberían ofrecer por salario. Jugadores que debían ser élite para Primera RFEF y que empiezan a evidenciar por qué no están en una categoría superior.

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Nombres propios

Naranjo llegó para ser una estrella y tras 17 partidos sus números son dos goles y unas actuaciones que enfadan a un afición que suele tener un carácter tranquilo. Desde el exterior, Ibiza da la imagen de un lugar tranquilo, donde ha habido poca historia futbolística y donde las exigencias no son altas. Quizás sea este el motivo de la relajación de una plantilla que ya está más cerca del descenso.

Quique González llegó fuera de forma y meses después, aunque ya tiene ritmo competitivo, sus números se resumen en tan solo un gol. Mo Dauda, estuvo mucho tiempo lesionado, pero su regreso al terreno de juego ofrece muchas dudas y preocupaciones.

No son los únicos que están rindiendo poco y mal, pero sí los nombres más importantes. El balance global del equipo se puede resumir en la paupérrima cifra goleadora. 13 tantos en 17 encuentros para un equipo llamado a ser campeón es inadmisible.

Ahora, quedan dos partidos para finalizar la primera vuelta y ver si hay que cambiar el chip y empezar a pensar en la permanencia. Preocupante es el próximo encuentro ante el Alcorcón. Los madrileños han empezado a levantar el vuelo y si ganan, adelantarán a los ibicencos.

La primera vuelta se cierra en enero, ante el Recreativo de Huelva, que está en descenso. Lo normal es que para esa fecha haya alguna cara nueva en la plantilla, ya que la evidencia es que con los jugadores actuales no da para competir en esta categoría. Jémez llegó y hubo un amago de mejoría, pero al final la realidad se ha impuesto. El técnico empieza a dar muestras de desesperación y no es de extrañar que pida un traje nuevo. Cuando llegó a la isla, lo hizo con la promesa de poder traer algún refuerzo, tiene pinta de que se ‘algún’ se queda corto.