Ceuta, Villanueva de la Serena y Cuenca. Esas son las tres localidades en las que la UD Ibiza se precipitó al abismo en la Copa del Rey. La competición que hace años dejó los momentos más mágicos de la historia del club, se ha convertido en un auténtico dolor de cabeza para los celestes. Tres años seguidos cayendo contra equipos de una categoría inferior y los tres dejando imágenes muy mejorables y muchas dudas en el entorno y la afición.
Empezando por lo más reciente, este miércoles los ibicencos cayeron ante el Conquense (1-0) en un partido en el que apenas dispararon entre los tres palos y volvieron a evidenciar la falta de peligro que está teniendo en este inicio del curso. La imagen, sumada a la de los últimos partidos ligueros, deja a Martí en una situación más delicada.
El golpe copero del año pasado fue contra el Villanovense (2-1). Los ibicencos, dirigidos por Romo, se adelantaron, pero acabaron cayendo con dos goles de los extremeños en la segunda parte. Eso sí, por aquel entonces la situación liguera era más amable con el equipo en segunda posición.
Remontándose en el tiempo, el palo de Ceuta confirmó el desastre liguero que estaba viviendo la UD Ibiza en su última temporada en Segunda División. Los ibicencos jugaban contra el colista de Primera RFEF y se vieron superados en fútbol por los norteafricanos (3-2). En la ronda anterior habían eliminado al Palencia (0-2) en la que es la última victoria celeste en Copa.
Un año antes, el primero en Segunda, en la primera ronda eliminaron al Brea (0-2) antes de caer eliminados contra la Ponferradina (2-1).
Años de ilusión
Atrás quedan ya esas dos primeras aventuras coperas que dispararon la ilusión y que mostraron a la isla que en aquella ocasión el proyecto sí iba en serio. En su primer paso por la Copa del Rey, en la temporada 2019-20, los celestes superaron al Pontevedra (0-2) para ganarse el derecho a jugar por primera vez contra un equipo de LFP. Ese sería el Albacete, con un Can Misses, a reventar y un partido que se decidió en penaltis a favor de los ibicencos. En las gradas había lágrimas en los ojos de los más veteranos, que soñaban con algo así. El premio fue el más gordo posible. La visita del FC Barcelona y una noche mágica en la que la UD Ibiza llegó a ir ganando y en la que cayó por un ajustado 1-2.
Al año siguiente, la historia se repitió y la Copa volvió a ilusionar a la isla. Primera ronda contra el Pontevedra (2-1) y paso a la siguiente para medirse a un Primera. El sorteo ese quiso que fuese el Celta y el duelo acabó en goleada para los ibicencos. Un 5-2 que forma parte de la historia. En la siguiente ronda visitó Can Misses un histórico con el Athletic y los pitiusos compitieron hasta el final para caer con polémica por 1-2.
Lejos quedan ya esos años en los que la Copa era sinónimo de ilusión. Ahora es poco menos que una pesadilla para la parroquia celeste.
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