Fede, a la derecha, pugna con Andrea por el balón en un lance del San Pablo-César Augusta. | JOSÉ CABELLO

El San Pablo cayó derrotado por 2-3 contra el César Augusta en un pabellón de es Viver donde aún no conoce la victoria. El equipo dirigido por Iván Gil mereció nuevamente mejor suerte. Empujó muchísimo en la recta final en busca del empate, pero no lo logró y continúa sin ganar como local en la temporada de su debut en Segunda División.

El conjunto zaragozano no tardó en dispararse en el marcador. A los cinco minutos, Kai perdió la pelota saliendo desde atrás y Andrea lo aprovechó para, tras recortar a Haruna, batir la portería pitiusa. El tanto sentó como un jarro de agua fría al San Pablo, que acto seguido vio cómo su rival ponía tierra de por medio. Soraya, libre de marca, transformó el 0-2 a placer en el segundo palo tras un buen servicio lateral desde la derecha.

El equipo de Iván Gil no acababa de encontrarse cómodo ni de desplegar su mejor juego. A pesar de la superioridad maña, el conjunto ibicenco se las apañó para reducir distancias poco antes del descanso. A falta de 25 segundos, Irina aprovechó un rechace de la portera a disparo de Kai para firmar el 1-2 con el que se llegó al descanso. Por cierto, la luz se fue en el pabellón cuando quedaban 10 segundos, pero se restableció a tiempo para el inicio de la segunda mitad.

Tras el asueto, Soraya recuperó la renta de dos goles para las suyas a los seis minutos. Lo hizo tras rematar de primeras a la red un rechace de Nata a tiro de una Andrea Sánchez que le robó la pelota a Irina cuando trataba de salir desde atrás. Dos pérdidas en conducción costaron dos goles al cuadro pitiuso, un lastre muy pesado en una categoría como esta.

Pese a ello, las locales le pusieron corazón al partido y redujeron distancias por mediación de Dai, que transformó una jugada de falta iniciada por Fede. Quedaban cinco minutos por delante y el San Pablo echó el resto. Nata tuvo que intervenir meritoriamente en alguna ocasión, pero el que mereció el gol fue el equipo de Iván Gil. Sofi, con una volea al larguero, y Kai fueron las que más cerca estuvieron de firmar las tablas, pero el tanto no llegó y el cuadro pitiuso, que venía de ganar a domicilio, sigue sin saber lo que es ganar en casa. Otra vez será.