El Class Sant Antoni vuelve a sonreír ante el Palma

El primer cuarto fue igualadísimo, con un baloncesto eléctrico. Ambos conjuntos se emplearon a fondo y no hubo ventajas excesivamente grandes para ninguno. Los ataques predominaron sobre las defensas y el bloque local se llevó el asalto inicial por la mínima (23-22). Buenos minutos en global para el Sant Antoni, pero en especial para Grimau (cuatro puntos) y Omeragic (seis puntos). Este último, con dos de dos en triples, demostró que los ibicencos habían recuperado el acierto desde el tiro exterior. Se empezaba a cambiar la mala dinámica del pasado. En los mallorquines fueron Rafa García, Zengotitabengoa y Tamba (entre los tres sumaron 19 puntos) los que llevaron el protagonismo ofensivo.

Pero en el segundo acto, el Class Sant Antoni empezó a forzar la máquina. Con un generoso y efectivo trabajo en defensa, los sanantonienses secaron a su adversario, al que dejaron en 16 puntos. Además, le endosaron la friolera de 36 puntos. El cuarto casi perfecto para un conjunto de Portmany al que le salió todo. Los jugadores locales percutieron el aro de los mallorquines, abriendo cada vez una brecha mayor. Con dos libres anotados por Grimau se llegó al +20 para los ibicencos (54-34). Y hasta Byron Richards se unió a la fiesta con un triple que puso el 57-47. El Sant Antoni era una máquina, que se fue al descanso con los deberes hechos (59-38).

Los chicos de Flores siguieron intensos en el tercer cuarto, sin dejar respirar a un Fibwi Palma desdibujado y superado, que veía como, otra vez, el Sant Antoni le daba una lección de juego. La ventaja de los ibicencos se disparó con un triple de Haro (75-51) y una canasta de Gibson sobre la bocina dejó las cosas en el 75-53 con el que se afrontó el último periodo. Un cuarto que comenzó con un triple de Medori para establecer el 78-53. Luego fue Haro el que con una canasta marca de la casa, recordando a las míticas bombas de Juan Carlos Navarro, el que puso el 80-53.

Quedaban casi nueve minutos que fueron una fiesta para un Sant Antoni que fue letal en el triple (por fin), y un suplicio para un Palma que, aunque no bajó los brazos, se tuvo que rendir a la aplastante superioridad de su adversario.