A primera hora de la mañana, una cinta similar a las policiales acordonaba el césped de Can Misses 3 (CM3). «Prohibido pasar», era el mensaje que parecía trasladar esta acción. El CD Ibiza se topó con esta sorpresa en su camino a Can Misses 2 (CM2), instalación anexa en la que se reunió para desayunar y ver un vídeo antes de su ejercitamiento en CM3.


Mientras tanto, trabajadores de la UD Ibiza comenzaban a situar elementos de entrenamiento como conos y miniporterías sobre el terreno de juego de las pistas de atletismo. El equipo celeste se disponía a llevar a cabo su cita preparatoria del partido del domingo contra el Almería (Can Misses, 16.00 horas). Cuando la sesión unionista terminó, el Club Atletisme Pitiús comenzó sus tradicionales entrenamientos de lanzamiento en una zona acotada para ello alrededor de las 12.15 horas. La idea del Cedé era usar el resto del campo para llevar a cabo su ejercitamiento. Sin embargo, de lo esperado a lo sucedido distó un trecho. El show de Can Misses acababa de comenzar.


Juan Carlos Carcedo, técnico de la Udé, se acercó a Raúl Garrido. Después de un par de consultas más llevadas a cabo por el primero, trasladó a la directiva que, desde arriba, indicaban que no podían entrenar.


Sin embargo, el Cedé se remitía al burofax que envió el martes y en el que indicaba que entrenaría ayer allí. Al no recibir respuesta y dado que la entidad de Amadeo Salvo le pidió que las comunicaciones fueran por burofax –no dando así por válido el mensaje de audio remitido por Juan Carlos Carcedo en el que señalaba que la UD Ibiza no daba su permiso para que los de Garrido entrenaran–, entendía que podía preparar el choque contra el Huesca B del domingo.


El plantel rojillo comenzó a trotar por la pista de atletismo. Avanzó desde el fondo sur al norte. Allí continuó con el calentamiento detrás de la malla protectora ubicada junto a la portería. Mientras tanto, las máquinas cortacésped, que entraron al campo nada más acabar la sesión de la UD Ibiza, realizaban tareas de mantenimiento sobre el terreno de juego. Cuando estas salieron del rectángulo de juego, el Cedé entró en él para entrenar. A partir de entonces se dio inicio a un espectáculo vergonzoso.
Primero, los aspersores, se pusieron en marcha mientras los pupilos de Raúl Garrido se entrenaban. Poco después, los jardineros se adentraron de nuevo en el césped mientras el Cedé echaba un partidillo. El técnico del CD Ibiza tuvo que hacer de barrera en alguna ocasión delante de la maquinaria.


A esto se sumó un rifirrafe entre Ángel Nadal –venía siendo vicepresidente del club hasta la transformación en Sociedad Anónima Deportiva– con algunos jugadores del CD Ibiza como, por ejemplo, Gianluca Simeone, con conato de pelea incluido. Bochornoso.


El espectáculo se cerró con la llegada de la Policía Nacional. Agentes se personaron en Can Misses 3 y los cortacésped se retiraron. El CD Ibiza continuó con su entrenamiento algunos minutos más antes de poner fin a un experiencia que nunca antes se había vivido no sólo en el fútbol insular, sino en el deporte pitiuso. Durante todo el show, que se veía venir tras publicar este periódico en exclusiva en la edición de anteayer que el Cedé se personaría a entrenar, nadie del Patronato de Deportes, ubicado justo delante, se aproximó al recinto.