La primera parte fue monólogo total y absoluto de la Peña Deportiva, a la que solamente le faltó el gol. Puso el juego y las ocasiones ante un cuadro amarillo entregado y que se dedicó única y exclusivamente a atrincherarse atrás con el fin de evitar el tanto de los locales.
El equipo de Raúl Casañ ejerció una superioridad aplastante hasta el punto de enlazar alguna jugada larga de toques y toques más propia de una división mayor. Sin embargo, una vez adoleció de lo que marca la diferencia en el deporte rey, el gol. Sólo su punto flaco de este curso, la falta de pegada, impidió que se fuera al descanso por delante en el marcador.
Ocasiones, desde luego, tuvo. Eso sí, también es cierto que Leandro no tuvo que realizar ninguna parada fuera de lo normal. El problema estuvo en la dirección de los disparos o remates, como, por ejemplo, el cabezazo de Antonio al travesaño en el minuto 39 tras un centro desde el costado derecho.
La suerte no estuvo del lado de los santaeularienses, claros dominadores del choque con un Cristeto magistral en la elaboración de juego. Distribuyó y se sumó al ataque con peligro. Estuvo sensacional. Precisamente el centrocampista mallorquín despertó el primer gran uy con un potente zapatazo desde la frontal que se marchó rozando la cepa del palo en el ecuador de este primer tiempo.
La desesperación de los alicantinos era tal que el central Doriano gritaba desgañitado a sus compañeros en busca de la reacción. “Vamos, chicos”, alzaba a los cuatro vientos, impotente ante el asedio constante de un conjunto peñista que no encontró la recompensa para la que había hecho méritos en estos primeros 45 minutos.
A la vuelta de los vestuarios, el panorama siguió siendo el mismo. Con los mismos protagonistas sobre el terreno de juego, el conjunto de Raúl Casañ siguió controlando el partido a su antojo. De hecho, Colau probó desde fuera del área en un par de ocasiones en apenas seis minutos. La segunda de estas oportunidades obligó al portero a realizar una buena intervención a ras de césped.
Poco después, Andrada también obligó a intervenir a Leandro tras un centro de Cristeto mal repelido por la zaga visitante. Casañ quiso imprimir algo distinto al ataque de los suyos ante un Orihuela sumiso. Al cuarto de hora de juego, introdujo en el campo a Aarón y Loren por Colau y Antonio.
Pese al dominio local, lo cierto es que las ocasiones de gol desaparecieron prácticamente por completo. Los minutos pasaron con más pena que gloria y el marcador parecía que no iba a sufrir cambios. Entonces, Aarón marcó a placer tras una cantada del meta rival, pero ahí no acabó la cosa. Salinas, dos minutos más tarde, niveló la balanza con un disparo cruzado. Pese al jarro de agua fría, la Peña no bajó los brazos y Aarón rozó el gol de la victoria con un cabezazo que sacó Leandro en boca de gol, manteniendo así el 1-1 con el que se llegó al pitido final.
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