En el mundo del fútbol, infinidad de partidos se deciden por pequeños detalles y algunos, desafortunadamente, no los puedes controlar. Que se lo digan a la Peña Deportiva, que vio truncado el sueño de plantarse en la final del playoff exprés a Segunda División por culpa de una actuación arbitral impropia de una fase con tanto en juego. Expulsó a dos peñistas de manera injustificada. Primero, a Cruz al filo del descanso y, después, a Marc de Val por una entrada que no era ni de esas que en el argot futbolístico se denominan de color naranja. Fue una losa demasiado pesada ante un Castellón que, en superioridad y ante un cuadro santaeulariense capaz de forzar la prórroga, acabó encontrando el camino hacia el gol.
El lateral izquierdo ibicenco, que se había perdido el primer partido por sanción, se apartó totalmente del camino de Jorge Fernández cuando este, en la medular, se marchaba de él por velocidad. El gesto del defensa incluso ayudaba a verlo, pero el árbitro consideró que había bloqueado o zancadilleado –a saber– a su rival y le amonestó. Roja y problemón para los santaeularienses en el minuto 43.
Los de Raúl Casañ habían saltado al césped desinhibidos, calificativo que había usado el técnico contrario anteayer para describir a los de la Villa del Río. Pipo entró como Pedro por su casa al medio minuto de juego y probó fortuna con un disparo que la zaga desvió a córner. En el saque de esquina, el remate de Fall lo atrapó el portero. Muy intensa la Peña Deportiva en el arranque.
Con el paso de los minutos, el cuadro castellonense se fue asentando sobre el terreno de juego y fue paulatinamente imponiendo la superioridad que se le presuponía. Fútbol control y Muguruza poniendo de centros peligrosísimos cada dos por tres. Por suerte para los de negro –equipación usada por los pitiusos–, César Díaz no tuvo su día y desperdició incontables oportunidades de gol.
Ya en el minuto nueve desperdició la primera de volea. Luego, otros como Rubén Díaz y Ortuño tuvieron su oportunidad. Una más clara tiró por la borda este último al cabecear mal cuando César Díaz entraba como un tren con todo a placer.
La Peña estaba agazapada, pero ya se sabe que sus contras suelen ser letales. Aguantaba el cerocerismo, que no era poco. Y visto que carecían de ocasiones a la contra, Bernal decidió probar, sin suerte, de lejos a la media hora.
En los últimos instantes se produjo la jugada polémica que acabó con la inmerecida expulsión de Cruz. En la continuación, César Díaz sumó un nuevo error con un cabezazo desde el punto de penalti que se marchó lamiendo el palo. Se libraron los peñistas justo antes del asueto.
En la reanudación, con Marc Fraile dejando su sitio a Andrada para reforzar la defensa, el Castellón incrementó su dominio contra diez hombres. César marcó a los dos minutos tras un rechace de Torres, pero el juez de línea decretó fuera de juego. El pichichi del conjunto de Óscar Cano enlazó varias ocasiones consecutivas. En un minuto, del 49 al 50, dispuso de dos clarísimas. Primero, remató cruzado y, después, Torres le sacó un mano a mano con la punta de la bota.
El Castellón emprendió su particular misión de acoso y derribo, pero lo segundo no se producía. 51 cabeza del 5 en córner rozando la cruceta. Satrústegui también acarició el gol en un cabezazo que pasó junto a la cruceta.
Más problemas
El monólogo de los castellonenses era total y absoluto ante una Peña bien organizada, que se dejaba la piel en defensa con un sacrificio digno de mención. Pero los problemas crecieron a falta de diez minutos para el inicio de la prórroga. Una falta por detrás de Marc de Val fue castigada con cartulina roja directa. No fue una acción violenta ni dañina, e incluso el barrido fue más lateral que trasero, pero el central fue expulsado. De Val se echaba las manos a la cabeza. No se lo podía creer.
Casañ realizó movimientos. Dio entrada a Loren y Cristeto por Fran Núñez y Bernal. Objetivo: llegar al tiempo extra y a los penaltis. Lo primero lo logró. Óscar Cano también movió ficha para estos últimos 30 minutos. Entraron Javi Serra, ex de la UD Ibiza, y Cubillas por Muguruza, de lo mejorcito del duelo, y César Díaz, que falló más que una escopeta de feria.
La lesión de Andrada en el 100 obligó al míster peñista a dar entrada a Abel. Poco después llegó otra acción polémica. Pipo le iba a ganar la partida en el centro del campo al último defensor, Satrústegui, que le frenó con el brazo. El trencilla le mostró la amarilla, pero, dado el listón que había puesto, igual debería haber sacado la roja. Fue la última acción de la primera parte de la prórroga.
Tras la última pausa antes de una posible tanda de penaltis y cuando menos se lo merecía por el derroche físico realizado, Cubillas desniveló la balanza en el minuto 112. Se lanzó en plancha en el primer palo para cabecear a la red un centro de Víctor desde el costado izquierdo. Golazo.
Así murió el partido y la Peña Deportiva, que lo hizo con las botas puestas. Es cierto que, por juego y ocasiones, el Castellón merecía haber marcado mucho antes, pero también lo es que la entrega y sacrificio de los santaeularienses resultaron heroicos, tanto que no merecieron este final. Nunca se sabrá qué habría pasado con once contra once, pero sí que se sabe que, en la lista negra de árbitros que popularizó Mourinho, junto a los Ovrebo, De Bleeckere, Bussaca o Stark ya tiene cabida Daniel Palencia.
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